1888 Re-Examinado

Capítulo 4

Aceptación o rechazo: en busca de un enfoque más nítido

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Haber sido aceptado o rechazado el mensaje de 1888 es más que una controversia académica trivial. Así como no es posible separar el evangelio del relato de la cruz, es imposible apreciar el mensaje de 1888 sin ver la verdad de su historia. No podemos comprender correctamente nuestro relacionamiento colectivo actual con Cristo a menos que entendamos esa realidad. La confusión es peligrosa, pues es bien sabido que un pueblo que no conoce su historia está destinado a repetirla, y puede ya estar viviendo tal proceso.

El abordaje de la historia por Ellen White es claro e imposible de ser incomprendido. No obstante, un autor representa la evidencia histórica como siendo ambigua:

"La cuestión ha sido frecuentemente debatida: ¿Qué sucedió después de la Asamblea de la Asociación General de 1888? ¿La iglesia aceptó o rechazó el nuevo énfasis sobre el evangelio de salvación? Si una persona estudia los registros de aquellos años buscando la evidencia de rechazo puede también encontrar aquello que precisa". (N. F. Pease, The Faith That Saves [La fe que salva], p.43).

Sin embargo, la cuestión importante no es si la Iglesia aceptó el mensaje. Ellen White declara que "Satanás tuvo éxito en eliminarlo de nuestro pueblo, en gran medida" (cf. 1MS:234-235, 1896). La iglesia nunca había tenido la oportunidad debida de considerarlo sin distorsiones u oposición. La cuestión es si el liderazgo la aceptó. Ellen White habla francamente sobre eso. Su testimonio es la verdad presente, relevante para nuestra condición espiritual de hoy.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día a nivel mundial ha sido enseñada mediante publicaciones autorizadas de que el mensaje de 1888 fue aceptado en aquella generación por el liderazgo predominante, y ha sido la segura pose doctrinaria de la iglesia desde entonces. Aquí está una presunción de "rica estoy, de nada teniendo falta". De modo resumido, la posición oficial es como sigue:

"Los obreros y laicos adventistas del séptimo día en general aceptaron las presentaciones [de 1888] en Minneapolis y fueron bendecidos. Ciertos hombres del liderazgo allí resistieron la enseñanza". (A Further Appraisal of the Manuscript "1888 Re-examined" [Evaluación adicional del manuscrito "1888 Reevaluado"] , Asociación General, Septiembre de 1958, p. 11).

Una obra de carácter oficial que en su publicación inicial llevaba el endoso de dos presidentes de la Asociación General "fue leída críticamente por cerca de sesenta de nuestros más hábiles eruditos... Sin duda ningún volumen en nuestra historia obtuvo tan magnífico en su pre-publicación" (p.8). Ese libro nos informa que la oposición al mensaje fue insignificante porque, por finm, enos de diez delegados a la sesión de 1888 rechazaron de hecho el mensaje o fueron a él hostiles. Esa impresionante opinión merece cuidadosa atención, pues si es verdadera, tenemos que creer en ella:

"La acusación ... de que la enseñanza de la Justificación Por la Fe fue rechazada en 1888 por la denominación, o por lo menos por su liderazgo, es ... refutada por los participantes personales de la Asamblea, y es un presupuesto no comprobado e infundado. Esto simplemente no es históricamente verdadero. ... "Algunos" hermanos del liderazgo se colocaron en el camino de la luz y bendición. Pero los ... líderes como un grupo, nunca rechazaron la doctrina bíblica de la Justificación por la Fe". (L. E. Froom, Movement of Destiny [Movimiento predestinado], p. 266; 1971).

"De los aproximadamente noventa delegados registrados en la Asamblea de la Asociación General de Minneapolis de 1888, había menos de dos decenas -- y consecuentemente ni siquiera un cuarto del número total de participantes -- que realmente combatieron el mensaje...

"La mayoría de los que primero presentaron objeciones hicieron confesiones... y de ahí en adelante cesaron su oposición... Solamente un pequeño grupo de "radicales" prosiguió rechazándolo.

"Los "algunos" que rechazaron se revelaron menos que un cuarto. Y, según Olson, la mayoría de esos veinte hicieron confesiones, de ahí dejando de ser "rechazadores" y, de ese modo, volviéndose aceptadores". (ibíd., pp. 367-369; énfasis del original).

Este libro informa aun que el mensaje fue inicialmente aceptado en 1888 por el liderazgo de la Iglesia:

"La denominación como un todo, y su liderazgo en particular, no rechazó el mensaje y las provisiones de la Justificación Por la Fe en 1888 y años siguientes... El nuevo presidente ... de corazón aceptó y mantuvo la enseñanza de la justificación por la fe... " (ibíd., pp. 370-371; énfasis del original).

Tanto un vice-presidente de la Asociación General como el presidente en declaraciones separadas concuerdan:

"Durante mis cincuenta y cinco años en el ministerio adventista ... nunca oí un obrero o miembro laico ... expresar oposición al mensaje de la justificación por la fe. Ni se de cualquier oposición de esas siendo expresada por publicaciones adventistas del séptimo día". (A. V. Olson, Through Crisis to Victory [De la Crisis para la Victoria], p. 232; 1966).

"Es cierto decir que el mensaje [de 1888] fue anunciado tanto del púlpito como de la prensa, y por la vida de millares de dedicados hijos de Dios. ... Pastores y evangelistas adventistas han anunciado ese mensaje vital de púlpitos de iglesias y plataformas públicas, con corazones inflamados en amor por Cristo". (ibíd., pp. 233, 237).

"Ha ... sido sugerido por algunos pocos -- de modo enteramente erróneo -- que la Iglesia Adventista del Séptimo Día perdió el rumbo al fallar en asimilar esa enseñanza cristiana fundamental [el mensaje de 1888]". (R. R. Figuhr, Presidente de la Asociación General, en el Prefacio de By Faith Alone [Por la Fe Solamente], de N. F. Pease; 1962).

El Secretario del Patrimonio de Ellen G. White por largo tiempo nos asegura que el mensaje fue generalmente aceptado:

"La concepción de que la Asociación General, y con eso la denominación, rechazó el mensaje de la justificación por la fe en 1888 carece de fundamento... Registros contemporáneos no confirman cualquier sugestión de rechazo denominacional. No existe declaración de E. G. White en parte alguna que diga que así se dio... El registro histórico del recibimiento en el campo siguiéndose a la sesión apoya la noción de que actitudes favorables eran bien generalizadas... Parecería que un énfasis desproporcional llegó a ser dado a la experiencia de la Asamblea de la Asociación General de Minneapolis". (A. L. White, The Lonely Years [Los Años Solitarios], p. 396; 1984).

Siguiendo los pasos de otros eruditos, otro autor señala:

"¿Significa eso que la iglesia como un todo, o aun su liderazgo, rechazó el mensaje de 1888? De ningún modo. Algunos lo rechazaron -- una minoría ruidosa... El nuevo liderazgo endosó de todo corazón el nuevo énfasis". (Marjorie Lewis Lloyd, To Slow Getting Off [Muy despacio para despegar], pp. 19- 20).

Si esos puntos de vista oficiales son substanciados por la historia y por el testimonio de Ellen White, estamos bajo la obligación moral de creer en ellos. Pero tenemos un problema, porque ella repetidamente compara la reacción del liderazgo al mensaje de 1888 con la de los judíos contra Cristo.1 ¡Eso no es aceptación!

Si esas declaraciones son veraces, es difícil de entender por que Ellen White tendría que ponerse tan preocupada durante una década, y hasta más, a respecto de lo que dijera que constituía persistente rechazo del mensaje de parte de "nuestros hermanos" en la sede, si tan pocos se oponían. ¿Iría el Señor a retener de toda la Iglesia mundial las bendiciones de la lluvia tardía y el alto clamor si menos que diez ministros persistiesen en oponerse a él, no siendo ellos ni siquiera líderes?

Si así fuese, ¿no podremos jamás esperar un mejor porcentaje de aceptación a cualquier mensaje que el Cielo pueda enviarnos? Si el Señor retiene de todos nosotros las bendiciones de Su Santo Espíritu debido a tan minúscula oposición, ¿qué esperanza tenemos de que jamás podrá haber una terminación de la comisión evangélica?

Los Judíos Niegan Haber Rechazado el Mesías

La negación de los judíos toma dos formas: (a) un caso de errónea identidad: Jesús de Nazaret no fue el Mesías, dicen, por lo tanto “rechazarlo” no fue un serio equívoco; (b) un caso de errónea atribución de culpa: los romanos, y no ellos, Lo crucificaron. (cf. Max I. Dimont, Jews, God, and History [Los judíos, Dios y la Historia], pp. 138-142).

Es evidente en muchas de las declaraciones anteriores que tenemos también un problema: (a) Hay una identidad errónea. Casi todos esos autores huyen del hecho de que el mensaje de 1888 representó el inicio de la lluvia tardía y del alto clamor. Prácticamente sin excepción ellos identifican el mensaje de 1888 como una mera "reiteración" de la doctrina protestante de la justificación por la fe del siglo XVI, tal como enseñada por las iglesias populares2. (b) Hay un problema de errónea atribución de culpa: se insiste uniformemente que solamente unos pocos individuos sin importancia resistieron y rechazaron el mensaje, la mayoría de los demás se arrepintieron, de modo que al final, el mensaje fue en gran medida bien aceptado por el liderazgo responsable de la iglesia.

El Dr. Froom nos cuenta que los informes de A. W. Spalding y L. H. Christian del evento de 1888 están "en completa armonía" con los hechos (op. cit. p. 268). Y A. V. Olson igualmente sugiere que Spalding presenta "la verdad integral" del asunto (op. cit., p. 233). El informe de ellos difiere marcadamente del de Ellen White, pero una vez que disfrutan de tan pleno endoso modernamente, ellos merecen nuestra cuidadosa atención:

"El mayor evento de los años ochenta [del siglo XIX] en la experiencia de los Adventistas del Séptimo Día fue la recuperación, o reafirmación y nueva consciencia de su fe en la doctrina básica del cristianismo... La última década del siglo vio la iglesia desarrollándose, mediante ese evangelio, en una corporación preparada para cumplir la misión de Dios... La iglesia fue despertada por el mensaje reavivador de la justificación por la fe". (A. W. Spalding, Captains of the Host [Capitanes de las Huestes], pp. 583, 602; 1949).

"1888 es notablemente un marco en la historia adventista del séptimo día. Fue realmente como cruzar una frontera continental para un nuevo país. Algunos destruidores de los hermanos que se llaman a sí mismos de reformadores han intentado presentar alegaciones de que aquella asamblea fue una derrota; no obstante, la verdad es que el evento se presenta como una gloriosa victoria... Ella introdujo un nuevo período en nuestra obra--un tiempo de reavivamiento y salvación de almas... El Señor le dio a Su pueblo una maravillosa victoria. Fue el inicio de un gran despertamiento espiritual entre los adventistas... alvorecer de un día glorioso para la iglesia adventista... El efecto benéfico del gran reavivamiento de Minneapolis ... comenzado en 1888 ... fue rico tanto en santidad como en frutos misioneros ". (L. H. Christian, The Fruitage of Spiritual Gifts [Los frutos de los dones espirituales], pp. 219, 223, 224, 237, 244, 245).

Observen que uno de nuestros autores cumple sin percibirlo la profecía de Cristo a respecto del liderazgo de la iglesia laodiceana. Él emplea las mismas palabras que Él puso en los labios del "ángel de la iglesia" (Apocalipsis 3:14, 17), que reivindica estar "rica" de nada teniendo falta mediante una presumible aceptación del mensaje.

¿Fue el Mensaje Aceptado o Rechazado?

Ciertamente nuestro autor no desearía calificar a un ex-ilustre presidente de la Asociación General como un "destruidor de los hermanos". Pero lógicamente A. G. Daniells debe ajustarse a esa categoría, pues claramente dice que la historia de 1888 señaló una "derrota" en el avance de la causa de Dios. Sus declaraciones contradicen completamente nuestros endosados autores:

"¡Este mensaje de la justificación en Cristo... enfrentó oposición de parte de hombres celosos y bienintencionados en la causa de Dios! El mensaje [de 1888] nunca fue recibido, ni proclamado, ni tuvo libre curso como debería haberlo tenido a fin de transmitirle a la iglesia las inmensurables bendiciones que estaban en él inseridas... La división y conflicto que despertó entre los líderes debido a la oposición al mensaje de la justicia en Cristo, produjo una reacción muy desfavorable. Los miembros en general estaban confundidos y no sabían que hacer ...

"Por detrás de la oposición se revela la insidiosa artimaña de aquella mente maestra del maligno... ¡Cuán terrible deben ser los resultados de cualquier victoria de él en derrotarlo!" (A. G. Daniells, Christ Our Righteousness [Cristo Justicia Nuestra], pp. 47, 50, 53-54; 1926).

Observen la palabra "derrota". Eso es lo opuesto de "victoria". En todo su libro, Daniells insiste en que no hubo reavivamiento en escala denominacional ni aceptación de este mensaje y experiencia. En 1926 él consideró el reavivamiento como aun futuro:

"A lo largo de los años en ese periodo [desde 1888] se ha desarrollado firmemente el deseo y la esperanza -- si, la creencia -- de que algún día el mensaje de la justificación por la fe brillará, en toda su inherente gloria, valor y poder, y recibirá pleno reconocimiento". (ibíd., p. 43).

El "poderoso reavivamiento" que otros declaraban haber tenido lugar, Daniells lo situaba en la categoría de "lo que podría haber sido":

"Que poderoso reavivamiento de la verdadera santidad, ... que manifestación de poder divino para la terminación de la obra, ... podría haberle sobrevenido al pueblo de Dios si todos nuestros ministros hubiesen salido de la Asamblea como lo hizo esa obediente sierva del Señor [Ellen White]". (ibíd., p. 47).

Ellen White debe también lógicamente situarse bajo la censura cristiana de ser una "destruidora de los hermanos", pues ella resumió el fin de la era de 1888 como un tiempo de victoria para nuestros enemigos cuando declaró que "Satanás tuvo éxito ... en gran medida" en mantener el mensaje distante tanto de la iglesia como del mundo (1MS:234-235; 1896).

A. T. Jones, cuando caminaba humildemente con el Señor, debe también someterse a la misma reprensión, y no solamente él, sino que la congregación reunida en la Asamblea de la Asociación General de 1893. Sin embargo, ellos estaban próximos de la real situación. Ni una única persona se atrevió a desafiar al orador, pues todos sabían que estaba diciendo la verdad:

"¿Cuándo este mensaje de la justicia de Cristo comenzó con nosotros como un pueblo? [Uno o dos en la audiencia: "Tres o cuatro años atrás"] ¿Cuánto tiempo, tres o cuatro años? [Congregación: "Cuatro"]. Si, cuatro. ¿Dónde fue eso? [Congregación: "Minneapolis"] ¿Qué, pues, rechazaron los hermanos del liderazgo en Minneapolis? [Algunos en la congregación: "El alto clamor"]. ... ¿Qué fue lo que los hermanos en aquella tremenda postura que tomaron, rechazaron en Minneapolis? Rechazaron la lluvia tardía--el alto clamor—del tercer mensaje angélico". (GCB, 1893, p. 183).

En 1908 Jones habla de la oposición oficial aun en proseguimiento durante aquellos "veinte y un años contra el mensaje divino de la justificación por la fe":

"Hoy, en posiciones de presidentes de Uniones, y de oficiales de la Asociación General, hay hombres que en el comienzo ... se opusieron enteramente y por todos los medios suscitaban cuestiones ... que pudiesen levantar, la verdad de la justificación por la fe tal como esa verdad se encuentra en la clara palabra de las Escrituras. De eso se porque más de una vez fui detenido por más de una hora exactamente de ese modo, por exactamente esos mismos hombres". (A. T. Jones, carta para R. S. Owen, 20 de Febrero de 1908).3

¿Si los miembros regulares y obreros de la Iglesia Adventista aceptasen las presentaciones de Minneapolis, sería razonable esperar que años más tarde Jones se acordase por lo menos de uno de ellos, fuera de Ellen G. White? Trece años después de 1908 él recuerda:

"No puedo ahora acordarme del nombre de nadie que aceptó el mensaje en la asamblea de 1888 abiertamente [obviamente fuera de Ellen White]. Pero más tarde muchos dijeron que fueron grandemente ayudados por ella. Un hombre de Battle Creek dijo en aquella reunión después de una de las reuniones del Dr. Waggoner: ' Ahora podemos decir amén a todo esto, si esto es todo lo que hubo. Pero allá en la distancia hay aun algo por venir. Y eso debe conducirnos a aquello... Y si decimos amén a eso, tendremos que decir amén a aquello, y entonces somos atrapados"... No había tal cosa, y así ellos privaron sus corazones de aquello que les había dicho ser la verdad; y por combatir lo que solamente imaginaban, se prendieron a la oposición a lo que sabían que deberían haber dicho amén". (Carta a C. E. Holmes, 12 de Mayo de 1921).

En la misma carta, Jones añadió que "los opositores eran ... todos cuantos podían ser manipulados por la influencia de la Asociación General".

Jones cierta vez dijo que "algunos" aceptaron la verdad en la Asamblea de Minneapolis, "algunos" rechazaron y "algunos" permanecieron entre las dos posiciones (GCB 1893, p. 185). Los que se inclinaron por la aceptación de la teoría interpretaron esto como significando que el grupo estaba a groso modo dividido en tres segmentos; y una vez que se presume que "muchos" de los que inicialmente la rechazaron o se revelaron neutros, más tarde se arrepintieron, se imagina que la gran mayoría terminó aceptando el mensaje. La declaración de Jones de 1921 prosigue según una perspectiva diferente:

"Otros la favorecerían, pero cuando el espíritu de persecución era fuerte, en lugar de permanecer noblemente en el temor de Dios, y declarar en vista del ataque: "Es la verdad de Dios, y creo en ella con toda mi alma", comenzaban a retroceder y se disculpaban presentando excusas para aquellos que la estaban predicando".

¡Esa actitud dudosa puede ser cualquier cosa, menos aceptación del mensaje de la justicia de Cristo! Aquellos que siguen a Cristo están preparados para morir por Su verdad.

Jones dejó en registro su opinión de la extensión de los "reavivamientos denominacionales en escala global" que se siguieron a la asamblea de 1888. El texto siguiente, de esta carta de 1921 es citado en un libro oficialmente aprobado que apoya la posición de aceptación:

"Cuando llegó la ocasión de las campales [después de 1888] todos nosotros tres [Ellen White, Waggoner, y él mismo] visitamos las campales con el mensaje de justificación por la fe ... A veces todos los tres de entre nosotros en la misma reunión. Eso hizo con que la marea cambiase de rumbo con el pueblo, y aparentemente con la mayor parte de los hombres del liderazgo". (Pease, By Faith Alone [Por la Fe Solamente], p. 149).

La cita en el libro para aquí. Pero la próxima sentencia de Jones refuta la tesis de la aceptación:

"Pero este último fue solamente aparente, nunca real, pues todo el tiempo en la Comisión de la Asociación General y entre otros había un antagonismo secreto, siempre llevado adelante, y que ... finalmente ganó el día en la denominación, y dio supremacía al espíritu de Minneapolis, y a la contestación y a los hombres".

Esta carta fue escrita cuando Jones no distaba de la muerte. Ella revela un espíritu refinado de lealtad a todas las creencias doctrinarias adventistas del séptimo día, y a la completa inspiración del ministerio profético de Ellen White.

Dentro de cinco años, A. G. Daniells publicó su posición que concuerda esencialmente con la de Jones: "El mensaje nunca fue recibido, ni proclamado, ni recibió libre curso como debería haber sido, a fin de comunicarle a la Iglesia las inmensurables bendiciones que estaban en ella envueltas" (Christ Our Righteousness [Cristo, Justicia Nuestra], p. 47; 1926).

Pero no precisamos depender de las evaluaciones de Jones o Daniells sobre lo que tuvo lugar. Tenemos otro testimonio.

Significativa Evidencia Inspirada

Cándidamente investigados, los escritos de Ellen White nunca son ambiguos sobre esta cuestión del recibimiento del mensaje de 1888. Ella no puede aparar ambos los lados de esas posiciones contradictorias. La declaración de Jones a respecto de la "marea" volviéndose "aparentemente" con los hermanos del liderazgo es substanciada por Ellen White:

"Por casi dos años [1890] hemos instado al pueblo a venir y aceptar la luz y la verdad con respecto a la justicia de Cristo, y no saben si venir y tomar pose de esta preciosa verdad o no". (RH, 11 de Marzo de 1890).

¿Por qué se daba eso? En la semana siguiente ella declaró la razón por la cual los miembros laicos y jóvenes ministros estaban dudando:

"Nuestros jóvenes observan nuestros hermanos más antiguos, y al ver que ellos no aceptan el mensaje, sino que lo tratan como si fuese de ninguna consecuencia, influencia aquellos que son ignorantes de las Escrituras a rechazar la luz. Esos hombres que se rehúsan a recibir la verdad, se interponen entre el pueblo y la luz". (R&H, 18 de Marzo de 1890; énfasis añadido).

Ella también concordaba con la declaración de Jones de que no había uno sólo de los hermanos dirigentes en el escritorio central deseoso de asumir una firme posición por el mensaje de la justicia de Cristo:

"Vez tras vez di mi testimonio a aquellos que estaban reunidos [en Minneapolis, 1888] de modo claro y vigoroso, pero aquel testimonio no fue recibido. Cuando vine a Battle Creek, repetí el mismo testimonio en la presencia del Pastor Butler, pero no hubo uno que tuvo la valentía de ponerse a mi lado y ayudar al Pastor Butler a ver que él, así como otros, habían asumido posiciones equivocadas. ... El preconcepto del Pastor Butler fue mayor después de oír los diversos informes de nuestros hermanos ministros en la asamblea de Minneapolis". (25 de Enero de 1889; Carta U3, 1889; énfasis añadido).

Los hermanos que ella dijo que se interpusieron, eran líderes. Gracias a Dios, no todos "se rehusaron a recibir la verdad", pero el término "nuestros propios hermanos" es genérico, en cierto sentido. Debe significar el cuerpo mayor del liderazgo responsable, con pocas excepciones de influencia, si hubiese alguna. Ella emplea el término repetidamente. Y lo que es significativo, ella lo usa en retrospectiva:

"En Minneapolis ... Satanás tuvo éxito en desviar de nuestro pueblo, en gran medida, el poder especial del Espíritu Santo. ... El enemigo impidió que obtuviesen aquella eficiencia que podrían haber tenido en llevar la verdad al mundo. ... La luz que debe iluminar la tierra toda con su gloria fue resistida, y por la acción de nuestros propios hermanos ha sido en gran medida alejada del mundo". (1MS:234- 235).

De ningún modo podrían algunos pocos "cabezas duras" sin influencia tener tal efecto determinativo si muchos de los hermanos del liderazgo hubiesen recibido de corazón el mensaje. Lo contrario de eso se33 ría creer que la cola podría agitar al perro. Ella le escribió lo siguiente a un pariente, después que la mayoría de las "confesiones" de peso habían sido hechas:

"¿Quién de los que tuvieron parte en la asamblea de Minneapolis llegaron a la luz y recibieron los ricos tesoros de la verdad que el Señor les envió del cielo? ¿Quién mantuvo el paso con el líder, Jesucristo? ¿Quién hizo total confesión de su equivocado celo, su ceguera, sus celos y malas sospechas, su desafío de la verdad? Nadie..." (Carta, 5 de Noviembre de 1892; B2a 1892).

Siete u ocho largos años después de 1888 ella es forzada a confesar a respecto de "algunos" en Battle Creek que "mantuvieron vivo el espíritu que causó disturbios en Minneapolis", y que es también identificado con "muchos":

"Ellos comenzaron esta obra satánica en Minneapolis... Sin embargo esos hombres han mantenido posiciones de confianza, y han estado moldando la obra a su semejanza, al punto en que pueden hacerlo". (TM:80; 1 de Mayo de 1895; 30 de Mayo de 1896; énfasis añadido).

Un Apelo a la Simple Honestidad

A. G. Daniells nos incentiva a ser honestos al encarar la realidad: "Sería mucho más agradable eliminar algunas de las declaraciones hechas por el Espíritu de Profecía con respecto a la actitud de algunos de los líderes para con el mensaje y los mensajeros. Pero eso no puede ser hecho sin ofrecer solamente una presentación parcial de la situación, ... dejando la cuestión en un cierto misterio" (op. cit., p. 43).

Cuanto menos "misterio", mejor, en ese tardío y peligroso tiempo. Por lo tanto, las citas siguientes, presentadas palabra por palabra de modo sucinto, son tomadas de los Testimonies to Ministers [Testimonios para ministros], escrito en 1895. Este es el juicio en retrospectiva de Ellen White, escrito bien a la altura del término de la era 1888:

"Muchos ... lo tratan [al mensaje] con desdén.
"Volvisteis vuestras espaldas, y no vuestra cara, al Señor.
"La luz que debe llenar toda la tierra con su gloria ha sido despreciada.
"Acautelaos como ... votáis al desprecio las manifestaciones del Espíritu Santo.
"Yo no se pero algunos ahora mismo fueron muy lejos para volver a arrepentirse.
"Esas grandiosas y solemnes realidades no so apreciadas y se vuelven objeto de crítica.
"Hombres ... se colocan en el camino de los pecados, y se sientan en la rueda de los escarnecedores.
"Muchos entraron en veredas oscuras y secretas, y algunos jamás volverán.
"Tentaron a Dios, rechazaron la luz.
"Escogieron las tinieblas en lugar de la luz, y contaminaron el alma.
"No solamente rehusaron aceptar el mensaje, sino que odiaron la luz.
"Esos hombres son partícipes de la ruina de almas. Ellos se interpusieron entre la luz enviada del cielo y el pueblo. Pisaron con los pies la palabra de Dios, y están desdeñando a Su Santo Espíritu.
"Han estado por años resistiendo a la luz y acariciando el espíritu de oposición.
"¿Por cuánto tiempo odiareis y despreciareis los mensajeros de la justicia de Dios?
"Ellos los tacharon [a los mensajeros] de ser fanáticos, extremistas y entusiastas.
"Veréis, cuando sea demasiado tarde, que estuvisteis combatiendo contra Dios.
"Vuestra actitud de poner las cosas de cabeza para abajo es conocida del Señor.
"Proseguid un poco más como lo habéis hecho, en rechazo de la luz del cielo, y estaréis perdidos.
"A ejemplo de falsas placas, indicando el camino errado.
"Si rechazáis a los mensajeros designados por Cristo, rechazáis a Cristo.
"Despresáis esa gloriosa oferta de justificación mediante la sangre de Cristo.
"Os apelo ... a que ceséis vuestra porfiada resistencia de la luz y evidencia".
(TM:89-98).
¡Esto fue lo que nuestros autores refirieron como "notable marco en la historia adventista del séptimo día", el cruzamiento de una "frontera continental en nuevo territorio", la "gloriosa victoria y la ocasión e inicio de cosas mayores y mejores para la iglesia del advento", el tiempo de reavivamiento y salvación de almas", el "tiempo de una feliz experiencia espiritual", el "inicio de un gran despertamiento espiritual entre los adventistas", un "reavivamiento por toda la denominación"! Ellen White escribió mejor de lo que sabía en 1895: "Vuestra actitud de poner las cosas de cabeza para abajo es conocida del Señor".

Siete u ocho años después de la Asamblea propiciaron una amplia oportunidad para arrepentimiento, confesiones, y una dedicada participación en un "reavivamiento de amplitud denominacional". La cronología del rechazo puede ser catalogada año tras año:

"En vez de forzar vuestro peso contra el carro de la verdad que está siendo empujado hacia arriba en un camino íngreme, deberíais trabajar con toda la energía que tenéis para empujarlo hacia arriba.

"Nuestros hermanos más antiguos ... no aceptan el mensaje, sino que lo tratan como si fuese de menos importancia". (RH, 18 de Marzo de 1890).

"No puedo expresaros mi pesar y angustia de alma cuanto a la verdadera condición de la causa cuando ella me es presentada...

"Me fue mostrado que de parte de los pastores en todas nuestras asociaciones, hay negligencia en el estudio de las Escrituras, para la búsqueda de la verdad... ¡Fe y amor, cuan destituidas están las iglesias de esas cosas! …

"La religión bíblica es muy escasa, aun entre nuestros ministros... El padrón del ministerio ha sido grandemente rebajado.

"Frialdad, indiferencia, falta de tierna simpatía, están leudando el campamento de Israel. Si esos males se les permite fortalecer como se ha dado por algunos años en el pasado, nuestras iglesias estarán en una deplorable condición". (TM:142-156; 20 de Agosto de 1890).

No hubo mucho reavivamiento a la altura de 1892:

"La atmosfera de la iglesia es tan frígida, su espíritu de tal orden, que hombres y mujeres no pueden sustentar o soportar el ejemplo de la piedad primitiva, brotada del cielo. El calor de su primer amor está extinto, y a menos que sean refrigerados por el bautismo del Espíritu Santo, su castizal será removido de su lugar". (TM:167-168, 161; 15 de Julio de 1892).

Lo mismo se daba en 1893:

"Oh, cuán poco sabemos del día de su visitación! ... Estamos convencidos de que entre el pueblo de Dios hay ceguera de mente y dureza de corazón, aun cuando Dios haya manifestado inexpresable misericordia con respecto a nosotros. ...

"Hoy hay pocos que están sirviendo a Dios de corazón. La mayoría de los que componen nuestras congregaciones están espiritualmente muertos en ofensas y pecados... Las más dulces melodías que derivan de Dios mediante labios humanos -- justificación por la fe, y la justicia de Cristo -- no extrae de ellos una respuesta de amor y gratitud... Ellos endurecen sus corazones contra [el Mercader Celestial]". (RH, 4 de Abril de 1893).

Las condiciones no habían mejorado en 1895:

"Hay muchos que dejaron para atrás su fe en el advento, ... mientras dicen en sus corazones, “Mi Señor retarda Su venida". ...

"Hombres que tienen sobre sí pesadas responsabilidades, pero que no cuentan con una viva ligación con Dios, han estado en condición de desprecio a Su Espíritu Santo... Advertencias han procedido de Dios vez tras vez para esos hombres, pero ellos las pusieron a un lado y se aventuraron a proseguir en el mismo rumbo...

"Si Dios les mantiene sus vidas, y ellos nutren el mismo espíritu que señala su curso de acción tanto antes como después de la asamblea de Minneapolis, llenarán la medida de los actos de aquellos a quien Cristo condenó cuando estuvo sobre la tierra" (TM:77-79; 1º de Mayo de 1895).

Aparentemente ocurrió poco cambio por 1896:

"Que los hombres mantengan vivo el espíritu que prevaleció en Minneapolis es una ofensa a Dios. Todo el cielo está indignado con el espíritu que por años ha sido revelado en nuestra institución editora de Battle Creek... Una voz fue oída señalando los errores y, en el nombre del Señor, pleiteando por un decidido cambio. ¿Pero quién siguió la instrucción dada? ¿Quién humilló su corazón para eliminar de él todo vestigio de su espíritu impío y opresivo?" (TM:76-77; 30 de Mayo de 1896).

Parece que el "reavivamiento" no había tenido éxito en conquistar los corazones de los líderes hasta 1897:

"Dios le da a los hombres consejo y reprensión para su bien. Él ha enviado Su mensaje, diciéndoles lo que era necesario para la época--1897... Él os dio oportunidad para que vengáis armados y equipados para el auxilio del Señor. Y habiendo hecho todo, él os dijo que os levantéis. ¿Pero os alistasteis? ¿Dijisteis, "Heme aquí; envíame a mí?" Os sentasteis en tranquilidad y nada hicisteis. Dejasteis caer la palabra del Señor sobre el piso descuidadamente...

"Oh, ¿por qué los hombres serán obstáculo, cuando podrían ser auxilios? ¿Por qué bloquearán la rueda, cuando podrían impulsarla con marcado éxito? ¿Por qué privarán sus propias almas del bien, y les impedirán a otros la bendición que podría venir por su intermedio? Esos rechazadores de la luz permanecerán como desiertos estériles". (TM:413).

Ciertamente esos rechazadores permanecieron como "desiertos estériles" espiritualmente. Una mirada en sus sermones y artículos impresos revela que eran áridos y monótonos, exentos de los motivos esenciales de las verdades de 1888. Sin embargo, dejan en evidencia con suprema confianza que entienden y predican la justificación por la fe.

La Historia de los Reavivamientos Post-1888

De 1888 a 1890 Ellen White hace numerosas referencias a las reuniones de reavivamiento que ella mantuvo en compañía de Jones y Waggoner. La teoría de la aceptación se basa grandemente en esas declaraciones. Debemos darle el debido peso. Lo que se sigue son muestras de su gran entusiasmo:

"Nunca vi una obra de reavivamiento proseguir con tal entereza, y, sin embargo, permanecer tan libre de toda excitación indebida. No hubo cualquier insistencia o invitación. Las personas no fueron llamadas adelante, sino que hubo un solemne reconocimiento de que Cristo no vino a llamar a los justos, sino que a los pecadores al arrepentimiento... Hubo muchos que testimoniaron que a medida que las verdades desafiadoras eran presentadas, se convencieron a la luz de la ley de ser transgresores". (RH, 5 de Marzo de 1889).

"Las nuevas de que Cristo es nuestra justicia trajo alivio a muchas, muchas almas, y Dios declara a Su pueblo: "Id adelante". ...

"En toda reunión desde la [asamblea de la] Asociación General [de 1888] almas han ansiosamente aceptado el precioso mensaje de la justicia de Cristo. ...

"El sábado [Ottawa, Kansas], verdades fueron presentadas que eran nuevas para la mayoría de la congregación ... Pero las labores del sábado no fueron en vano. El domingo por la mañana hubo decidida evidencia de que el Espíritu de Dios estaba operando grandes cambios en la condición moral y espiritual de aquellos que se reunían". (ibíd., 23 de Julio de 1889).

"Estamos teniendo reuniones extraordinariamente excelentes. El espíritu que prevalecía en la reunión de Minneapolis no se hace sentir aquí. Todos marchan en armonía... El testimonio universal de aquellos que han hablado ha sido de que ese mensaje de luz y verdad que ha venido a nuestro pueblo es exactamente la verdad para este tiempo, y donde quiera que van entre las iglesias, luz, y alivio, y la bendición de Dios ciertamente vendrá". (Ms. 10, 1889).

Esas declaraciones extraídas de un contexto de diez años dan la impresión de una aceptación del mensaje, por parte del liderazgo, de todo corazón. Sin embargo, evidencia adicional en el contexto precisa ser llevada en cuenta. Una impresión de aceptación del liderazgo debe ser equilibrada por la realidad.

Jones declaró que aquellas reuniones "hicieron con que la marea volviera con el pueblo". Sin embargo, nunca hubo una cuestión o marea a ser vuelta con el pueblo. El problema era enteramente con los líderes y el ministerio. Las personas estaban listas para aceptar la luz alegremente si los líderes permitiesen que les llegase sin distorsiones u oposición, o, antes, si la acatasen alegremente y la presentasen. Muchos pastores más jóvenes se revelaron profundamente interesados. Pero la continua actitud de neutralidad o franca oposición de líderes responsables en Battle Creek y otras partes sofocaron el movimiento. No solamente las declaraciones de Ellen White atestiguan este hecho, sino que la correspondencia de la Asociación General en los Archivos también es clara.

De hecho, no es necesario apelar a su testimonio para dar pruebas de ese rechazo oficial de Battle Creek al mensaje. La documentación en la correspondencia grabada demuestra una corriente subterránea de oposición, a la que Jones hace referencia como "un antagonismo secreto siempre llevado adelante" (ver Nota Adicional al final de este capítulo).

La Presión Contra el Reavivamiento

En Minneapolis, Ellen White rápidamente vio que el problema estaba con el liderazgo. Ella ansiosamente apeló a los delegados para no mirar a los hombres más antiguos y experimentados para ver lo que harían con la luz. Ella declaró que ellos hasta tratarían de impedir que llegase al pueblo:

"Os apelo a que hagáis de Dios vuestra confianza; no idolatréis hombres, no dependáis de hombre alguno. No dejéis que vuestro amor por los hombres os mantenga en posiciones de confianza para las cuales están descalificados...

"Necesitáis de mayor luz, y más clara comprensión de la verdad que lleváis al pueblo. Se vosotros mismos no veis la luz, cerrareis la puerta, si pudiereis, e impediréis que los rayos de luz alcancen al pueblo. No se diga de ese pueblo altamente favorecido, 'Ellos mismos no entran, e impiden la entrada de otros que entraban'. Todas estas lecciones son dadas para beneficio de aquellos sobre los cuales los fines de los tiempos han llegado...

"En esta reunión ... la oposición, en lugar de la investigación, es la orden del día. ...

"Nadie debe tener permiso de cerrar el canal por el cual la luz de la verdad alcanzará al pueblo. Tan luego como eso sea intentado, el Espíritu de Dios será apagado". (Ms. 15, 1888; Olson, pp. 297, 301).

"Ahora nuestra reunión está llegando al fin y ninguna confesión se hizo, no hubo cualquier apertura que permitiese el ingreso del Espíritu de Dios. Yo estaba diciendo, ¿para qué sirve reunirnos aquí y que nuestros hermanos ministrantes vengan, si están solamente para impedir que el Espíritu de Dios alcance al pueblo?" (Ms. 9, 1888; Olson pp. 290, 291).

¿Cuál era el verdadero mecanismo de rechazo? ¿Cómo operaba? Aun cuando sea verdad que Jones y Waggoner tenían permiso para hablar en reuniones campales y publicar artículos, y aun cuando sea verdad que el mensaje de ellos era bien acogido por los laicos, el rechazo del liderazgo constantemente contrariaba sus mejores esfuerzos. Tenemos el análisis de Ellen White sobre lo que ocurrió:

"Los propios hombres que deberían estar alerta para ver lo que el pueblo de Dios precisa a fin de que el camino del Señor pueda estar preparado, están interceptando la luz que Dios desearía que viniese a Su pueblo y rechazando el mensaje de Su gracia curadora". (Carta a los hermanos Miller, 23 de Julio de 1889).

"Algunos de nuestros hermanos del liderazgo han frecuentemente tomado posiciones del lado errado, y si Dios enviase un mensaje y esperaba que esos hermanos más antiguos abrieran el camino para su avance, él nunca alcanzaría al pueblo...

"La reprensión del Señor estará sobre aquellos que desearían ser guardianes de la doctrina, que impedirían el camino a fin de que una luz mayor no venga al pueblo; y si no hay voces entre los hombres para darla, las mismas piedras clamarían... Es la frialdad de corazón, la incredulidad de los que deberían tener fe, que mantienen las iglesias en la debilidad". (RH, 26 de Julio de 1892; énfasis añadido).

En ese tiempo, tanto Jones como Waggoner eran persona non grata delante de los hermanos responsables en Battle Creek (Olson, p. 115). Como veremos en un capítulo posterior, el editor de la Review and Herald era el opositor más influyente. Y Ellen White declaró que el propio nuevo presidente de la Asociación General "actuó como Aarón con respecto a aquellos hombres que se habían opuesto a la obra de Dios desde la asamblea de Minneapolis" (Carta a A. O. Tait, 27 de Agosto de 1896). "El presidente de la Asociación General ... fue directamente contrario a las advertencias y amonestaciones a él dadas" con respecto a los desarrollos posteriores a 1888 (Carta a I. H. Evans, 21 de Noviembre de 1897; E51, 1897).

Además, era solamente natural que hermanos oponentes esperasen que con toda probabilidad el mensaje mal acogido no impresionase el pueblo común más que lo que lo hiciera con los ancianos y autoridades de Battle Creek. Pero cuando los informes llegaron sobre los maravillosos resultados de la predicación del inspirado trío, ellos quedaron contrariados. Es penoso relatar que Ellen White declara que la aprobación del Espíritu Santo a la obra los amedrentaba. Ella no estaba preocupada con una minoría insignificante de oscuros hermanos, sino a respecto del impacto total de líderes responsables e influyentes:

"Posteriormente, cuando vinieron y sintieron la demostración del Espíritu Santo testificando de que el mensaje era de Dios, lo odiaron aun más, porque era un testimonio contra ellos. No quisieron humillar sus corazones para arrepentirse, para darle a Dios la gloria, y vindicar el derecho". (1º de Mayo de 1895; TM:80).

Los reavivamientos mantenidos en South Lancaster, Chicago, Ottawa, Kansas, y en la propia iglesia de Battle Creek, eran un poderoso testimonio de que Dios había puesto Su sello al mensaje que estaba siendo transmitido. El experimento de prueba de la luz fue hecho en el laboratorio de las iglesias. Funcionó -- nunca habían tales manifestaciones de gloria celestial acompañado cualquier mensaje o movimiento desde el clamor de media-noche de 1844:

"Ahora, aun cuando haya habido un determinado esfuerzo para hacer de ningún efecto el mensaje que Dios envió, sus frutos han demostrado que derivaba de la fuente de luz y verdad. Los que han ... permanecido impidiendo el camino contra toda la evidencia, no pueden imaginarse poseedores de mayor visión espiritual por haber durante tanto tiempo cerrado los ojos a la luz que Dios le envió a su pueblo. ... Habrá resistencia de los mismos que esperábamos que se empeñasen en tal obra". (Carta O19, 1892).

Ella prosiguió esperando por un cambio de corazón entre los líderes una vez que reconocieran la prueba incontestable. El O párrafo siguiente podría ser citado como evidencia de que el mensaje de 1888 fue aceptado por el liderazgo de la iglesia:

"Vi que el poder de Dios acompañaba el mensaje donde quiera que fuese proferido. No podríais hacer creer al pueblo en South Lancaster que no se trataba de un mensaje de luz que les alcanzó ... Dios determinó realizar esta obra. Trabajamos en Chicago; fue una semana antes de haberse realizado una interrupción en las reuniones. Pero como una onda de gloria, la bendición de Dios nos sobrevino al señalarles a los hombres el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. El Señor reveló Su gloria, y sentimos las profundas acciones de Su Espíritu".

Pero el mismo en la Review del 18 de Marzo de 1890 indica que los hermanos dirigentes aun no estaban en simpatía con la obra:

"Traté de presentaros el mensaje como lo comprendí, ¿pero cuánto tiempo aquellos al frente de la obra se mantendrán ajenos al mensaje de Dios?"

Un pecado mayor fue añadido a la incredulidad de 1888 en Minneapolis: las incontrovertidas evidencias de la aprobación del Espíritu Santo al mensaje, demostrado en los maravillosos reavivamientos, solamente confirmaban la oposición de esos hermanos. "Cuando vinieron y sintieron la demostración del Espíritu Santo testificando de que el mensaje era de Dios, lo odiaron aun más". (TM:80; 1895). Pocos años antes, Ellen White había apelado patéticamente por unidad con los mensajeros:

"Por casi dos años hemos instado al pueblo a venir y aceptar la luz y la verdad concernientes a la justicia de Cristo, y ellos no saben si venir y posesionarse de esa preciosa verdad o no". (ibíd., 11 de Marzo de 1890).

"Apelamos a vosotros que os oponéis a la luz de la verdad, para dejar libre el camino del pueblo de Dios". (ibíd., 27 de Mayo de 1890).

El mayor peso de la evidencia indica que ellos se posicionaron en el camino. Este contexto de los luminosos informes de "reavivamientos" deben ser llevados en cuenta. Declaraciones anteriores expresando esperanza profética (1889-1890) deben ser equilibradas por el chasco de la historia real subsecuente que Ellen White fue forzada a registrar (1891-1897). Toda avenida de sólida evidencia sigue en la misma dirección: su testimonio, el testimonio de Jones, los archivos oficiales, y el obvio peso de casi un siglo de historia.

"¡Exactamente como los Judíos!"

Nunca desde el rechazo por Israel de su Rey de gloria ha testimoniado el universo celestial un fracaso más inexcusable y vergonzoso por parte del pueblo escogido de Dios, liderado por sus dirigentes. La mensajera del Señor no duda en aplicarle a los hermanos dirigentes el famoso "ay de los fariseos" (Lucas 11:50-52), y a realzar su aplicación para el presente (1896): "Si Dios alguna vez habló por mí, estos pasajes significan mucho aquellos que les den oídos" (TM:76). "No entráis vosotros mismos, e impedís a los que estaban entrando".

Este es el verdadero retrato del "gran reavivamiento" que se siguió a la asamblea de 1888. Muchos miembros laicos y ministros más jóvenes comenzaron a "entrar", pero los ancianos de Jerusalén verdaderamente los "impedían". Así, el reavivamiento se demostró abortivo, y el Espíritu Santo fue ofendido, "insultado" y apagado. Frecuentemente la mensajera del Señor comparó el espíritu anti-1888 con el rechazo de Cristo por parte de los judíos. Por ejemplo:

"Luz ha estado a brillar sobre la Iglesia de Dios, pero muchos han dicho por su actitud de indiferencia: "No deseamos Tu camino, oh Dios, sino el nuestro". El reino de los cielos llegó bien cerca, ... pero bloquearon la puerta del corazón, y no recibieron a los visitantes celestiales; pues aun no conocen el amor de Dios. ...

"Hay menos excusa en nuestro tiempo para la porfiadez e incredulidad que la que había para los judíos en los días de Cristo. ... Nuestro pecado y su retribución será mayor, si rehusamos caminar en la luz. Muchos dicen: "Si yo solamente hubiese vivido en los días de Cristo, no habría torcido Sus palabras, o interpretado falsamente Su instrucción. No Lo habría rechazado ni crucificado, como lo hicieron los judíos"; pero eso será probado por el modo en que tratáis Su mensaje y Sus mensajeros hoy...

"Aquellos que viven en este tiempo no son responsables por los actos de los que crucificaron al hijo de Dios; pero si con toda la luz que brilló sobre Su antiguo pueblo delineada ante nosotros, andamos en el mismo terreno, acariciamos el mismo espíritu, rehusamos recibir reprobación y advertencia, entonces nuestra culpa será grandemente aumentada". (ibíd., 11 de Abril de 1893).

Una semana después la autora añadió:

"Aquellos que están llenos de incredulidad pueden discernir el mínimo detalle que tiene algún aspecto objetable. Pueden perder de vista todas las evidencias que Dios les ha dado ... al revelar preciosas gemas de verdad de la inagotable mina de Su palabra. Pueden sostener el átomo objetable bajo las lentes de aumento de su imaginación hasta que el átomo se parezca a un mundo, y apague de su visión la preciosa luz del cielo. ... ¿Por qué llevar tanto en cuenta aquello que puede pareceros objetable en el mensajero [A. T. Jones o E. J. Waggoner] y descartar todas las evidencias que Dios les ha dado para equilibrar la mente con respecto a la verdad?" (ibíd., 18 de Abril de 1893).

Nuestra imaginación lucha para asimilar la realidad de las bendiciones que tendrían venido sobre la Iglesia Adventista del Séptimo Día si este precioso mensaje hubiese sido aceptado de todo corazón:

"Si mediante la gracia de Cristo Su pueblo se convirtiese en nuevas vasijas, Él los llenará con nuevo vino. Dios concederá luz adicional, y antiguas verdades serán recuperadas, y substituidas en la estructura de la verdad; y donde quiera que los obreros vayan, triunfarán." (RH, Extra, 23 de Diciembre de 1890).

Nuestra Historia de Cabeza Para Abajo

Lo que habría sucedido, pero no sucedió, fue dejado claro en una declaración hecha en la sesión de la Asociación General de 1901, cuando Ellen White recapituló la crisis de 1888-1891. Lo que nuestros historiadores han presumido de haber sido un "reavivamiento" se revela solamente una aceptación verbal sin ninguna reforma genuina:

"Siento especial interés en los movimientos y decisiones que serán hechos en esta Asamblea con respecto a las cosas que deberían haber sido hechas años atrás, y especialmente diez años atrás, cuando estuvimos reunidos en Asamblea, y el Espíritu y poder de Dios vinieron a nuestra reunión, testificando que Dios estaba listo para operar por este pueblo si este se dispusiese en orden de acción. Los hermanos concordaron con la luz que Dios había dado, pero hubo los que estaban ligados a nuestras instituciones, especialmente al escritorio de la Review and Herald y Asociación General, que introdujeron elementos de incredulidad de modo que la luz concedida no fue puesta en práctica. Fue acatada, pero ningún cambio especial fue hecho para hacer con que tal condición de cosas le propiciase al poder de Dios que sea revelado entre Su pueblo". (GCB 1901, p. 23).

Algunos de los hermanos reconocieron en 1893 que debido a que la reforma fue rehusada, el reavivamiento había como consecuencia fallado. Jones declaró:

"Hermanos, ha llegado el tiempo para asumir esta noche lo que allá rechazamos [en Minneapolis, cuatro años antes]. Ningún alma de entre nosotros jamás fue capaz de soñar aun con las maravillosas bendiciones que Dios tenía para nosotros en Minneapolis, y que ya estaríamos disfrutando durante esos cuatro años, si los corazones hubiesen estado listos para recibir el mensaje que Dios envió. Estaríamos cuatro años adelante, y en medio de las maravillas del mismo alto clamor esta noche". (GCB, 1893, p. 183).

La siguiente carta de Ellen White, leída en la misma asamblea, explica cómo operó el proceso por el cual el mensaje de 1888 fue transformado en derrota:

"La oposición en nuestras propias filas han impuesto sobre los mensajeros del Señor una tarea laboriosa y probatoria; pues ellos han enfrentado dificultades y obstáculos que no debían existir. ... Todo el tiempo y pensamiento y labor requeridos para contrarrestar la influencia de nuestros hermanos que se oponen al mensaje ha sido tomado del mundo de los rápidos juicios de Dios. El Espíritu de Dios ha estado presente con poder entre Su pueblo, pero Él no pudo serle concedido, porque no abrió el corazón para recibirlo.

"No es la oposición del mundo que tenemos que temer; pero si los elementos que operan entre nosotros mismos los que han impedido el mensaje. ... El amor y la confianza constituyen una fuerza moral que habrían unido nuestras iglesias y asegurado armonía de acción; pero la frialdad y la desconfianza acarrearon la desunión que nos destituyeron de nuestra fuerza. ...

"La influencia que se desarrolló de la resistencia a la luz y a la verdad en Minneapolis tendieron a dejar de ningún efecto la luz que Dios le concedió a Su pueblo mediante los Testimonios. ... porque algunos de los que ocupaban posiciones de responsabilidad estaban leudados con el espíritu que prevaleció en Minneapolis, un espíritu que nubló el discernimiento del pueblo de Dios". (ibíd., p. 419).

Un ejército que pierde una batalla tratará posteriormente de descubrir por que ocurrió la derrota. Hablarán de victoria solamente en el modo verbal condicional subjuntivo, como lo "que podría haber sido". Es significativo que el pasaje frecuentemente citado, publicado en 1909, en Testimonies [Testimonios], Vol. 9, pág. 29, que comienza con un trágico "si", fue escrito con respecto a los resultados de la historia de 1888. Es la próxima sentencia después de la cita anterior:

"Si todo soldado de Cristo hubiese cumplido su deber, si todo atalaya sobre los muros de Sión le hubiese dado a la trompeta el sonido cierto, el mundo ya habría oído el mensaje de advertencia. Pero la obra está años atrasada. ¿Qué cuentas se le dará a Dios por encontrarse así de retardada la obra?".

Hay Buenas Nuevas en la Historia de 1888

Eso no significa que la guerra fue perdida. Lejos de eso. Solamente una batalla fue perdida. Aquí tenemos, sin embargo, una situación muy intrigante. Unos pocos párrafos después en la misma carta, Ellen White predijo que Satanás habría de aprovecharse astutamente de su ventaja. "La profunda trama de Satanás revelará su operación por todas partes". Él sería demasiado experto para asumir su papel diabólico; pretendería ser Cristo. "La apariencia de un falso Cristo despertará esperanzas engañosas en las mentes de aquellos que permitan ser engañados".

Satanás tiene una mente muy hábil para reivindicar su victoria antes que esta sea completada, aun cuando la victoria parcial sea un hecho. Tal alegación llevaría al remanente a caer sobre las rodillas en el arrepentimiento de los siglos, pues es honesto de corazón. Decirle la verdad nunca funcionará -- debe ser mantenida en engaño hasta el último momento.

Por lo tanto, el deseo de Satanás es que seamos engañados a respecto de nuestra historia de 1888. Él admitirá astutamente la derrota y concederá la victoria, pretendiendo estar prostrado a nuestros pies. Pero el engaño, si es acariciado, puede conducir solamente a una infatuación con el falso Cristo. Si no podemos leer el pasado correctamente, ¿cómo seremos capaces de interpretar el futuro de modo correcto a medida que se desenrolla delante de nuestros ojos?

Acaso esas verdades obvias pintan un cuadro sombrío y desanimador? No, si amamos a Aquel que dijo ser la Verdad. ¡Reconocer la verdad es el único modo de aproximarnos de Él!

Aun cuando sea verdad que nuestra historia es un claro llamado al arrepentimiento, debemos recordar que el llamado al arrepentimiento siempre ha sido positivo, inspirador de esperanza y animador.

Conclusión

Los que retratan nuestra historia de 1888 como una gloriosa victoria so muy sinceros. Desean preservar la unidad de la Iglesia. Críticos han levantado alegaciones de que la victoria conquistada por Satanás en 1888 y posteriormente fue completa, de modo que la Iglesia está ahora en una situación sin esperanza. Eso no es verdad, pero tales ideas falsas crean raíces y florecen como reacción contra el orgullo y complacencia que eran la verdad de nuestra historia por generación tras generación. Israel nunca se volverá Babilonia [?], aun cuando pueda tener períodos de cautiverio. El Señor la traerá nuevamente para dentro de sus propias fronteras, abatida y arrepentida.

Al buscar desdecir críticos desleales que condenan la Iglesia como si no tuviese más esperanza, no debemos negar la verdad. Atribuyamos honra a quien la honra es debida. Eso, a la luz da nuestra historia pasada, requerirá que seamos grandemente humildes:

"Habrá gran humillación de corazón ante Dios por parte de cada uno de los que permanecen fieles y verdaderos hasta el fin". (Ms. 15, 1888; Olson, p. 297).

"A menos que la iglesia, que está ahora siendo leudada con su propia apostasía, se arrepienta y se convierta, comerá del fruto de su propia producción, hasta que se aborrezca a si misma". (8T:250).

Esa experiencia no da ninguna evidencia de que Dios descartó a Su Iglesia. Pedro, cuando se lanzó al piso en el Getsemaní y deseó morir, fue por fin convertido (Mateo 26:75; DTG:713). Cuando las palabras anteriores tengan cumplimiento, la Iglesia remanente igualmente se convertirá. Su Pentecostés no estará tan distante en el tiempo como el de Pedro cuando llegó a conocerse, y, al hacerlo, encontró el perdón de su Señor.

Una verdadera comprensión de la experiencia de 1888 desempeñará un gran papel en nuestra condición de conocernos a nosotros mismos: "En algún tiempo será visto en su verdadero carácter, con todo el peso del dolor que de eso ha resultado" (GCB 1893, p. 184).

A. T. Jones en la Asamblea de 1893 también se refirió a ese grandemente postergado "algún tiempo" de reparación:

"Hay cosas por venir que serán más sorprendentes que lo que sucedió en Minneapolis. ... Pero a menos que usted y yo tengamos toda la fibra de ese espíritu desarraigado de nuestros corazones, trataremos el mensaje y los mensajeros a través de los cuales él es enviado, como Dios declaró que hemos tratado este otro mensaje". (ibíd., p. 185).

"En 1888 en la Conferencia General realizada en Minneapolis, Minnesota, el ángel de Apocalipsis 18 descendió para hacer su obra, y fue ridiculizado, criticado y rechazado, y cuando el mensaje que él traiga nuevamente, se convierta en un alto clamor, será nuevamente ridiculizado, criticado y rechazado por la mayoría". E.G.White in Taking Up a Reproach. También encontrado en Some History, Some Experience, Some Facts, p. 1, por A. T. Jones.

Si ninguna de las referencias presentadas en este capítulo nos estuviese disponible, la lógica y la simple razón determinarían algunas conclusiones:

(1) El alto clamor debería tener efecto sobre el encerramiento de la obra como el fuego en la paja (RH, 15 de Diciembre de 1885). "Los últimos acontecimientos serán rápidos". Pero en lugar de desarrollarse como fuego en la paja, ha habido un siglo de retardada quema ahumada, arrastrándose mientras almas humanas están naciendo más rápido que lo que las alcanzamos con nuestro mensaje. La única conclusión razonable es que el fuego fue extinguido -- por instrumentalidad humana, no divina.

(2) Cuando venga el alto clamor, declara Juan, el Revelador, debe servir como luz para iluminar toda la tierra con gloria que superará toda demostración previa de poder celestial. Los "reyes de la tierra" aun no se postraron a la distancia, con los "mercaderes de la tierra", lamentando la caída de la gran Babilonia, llevada a la desolación en una breve "hora" por la poderosa predicación del alto clamor. Sin embargo, la luz del poderoso mensaje del cuarto ángel comenzó a brillar en esa forma extraña e impresionante en 1888. La única conclusión razonable es que la luz fue apagada, por instrumentalidades humanas.

(3) Cuando el mensaje de justificación por la fe de 1888, el verdadero "comienzo" de la lluvia tardía, sea aceptado, será visto en la Iglesia remanente un reavivamiento de la santidad primitiva hasta aquí desconocido. "El enemigo de Dios sabe que si el pueblo la recibe plenamente, su poder será roto". (GW 103, antigua edición). La única conclusión posible: el mensaje de la justicia de Cristo no fue verdaderamente recibido.

(4) El mensaje siendo de Dios en un sentido especial, la oposición persistente de autoridades responsables a él constituyó una derrota espiritual para el movimiento del Advento; pero esa derrota debe ser reconocida como una batalla en una guerra más amplia, y no la pérdida de la misma guerra.

Tal visión de la cuestión requerirá que esta generación reconozca los hechos pertinentes al caso, y rectifique plenamente el trágico error. Eso puede ser hecho, y el Dios justo y viviente nos ayudará. Eso tiene que ser buenas nuevas.

Nota Adicional al Capítulo 4

El Testimonio de los Archivos de la Asociación General

La correspondencia oficial en los archivos de Battle Creek corroboran el testimonio de Ellen White y Jones concerniente a la actitud negativa de los dirigentes de mayor responsabilidad en Battle Creek. A. T. Jones declaró que "había un antagonismo secreto siempre llevado adelante" (Carta a C. E. Holmes, 12 de Mayo de 1921).

Las cartas del secretario de la Asociación General, Dan T. Jones, ilustran como esa actitud funcionaba. Aun cuando él fuese profundamente hostil al mensaje de 1888 y a sus mensajeros, pocas semanas después de Minneapolis el Espíritu Santo lo impresionó con evidencia clara de que Jones era el verdadero mensajero de Dios. Él le escribe a un amigo:

"Hemos tenido buenas reuniones aquí ... El hermano A. T. Jones ha hecho la mayor parte de las predicaciones. Me gustaría que pudiese oír algunos de sus sermones. Él parece totalmente diferente de lo que hizo [sic] en Minneapolis. Algunos de sus sermones son los mejores, pienso, que ya oí. Son todos inéditos también. Él es original en su predicación y en su predicación práctica parece muy tierno y siente profundamente todo cuanto dice. Mi concepto a respecto de él subió considerablemente desde que vi el otro lado del hombre". (Carta a J. W. Watt, 1º de Enero de 1889).1

Pero Dan Jones se vuelve un hombre convencido contra la voluntad. Es fenomenal como buenos líderes podían endurecer el corazón contra lo que veían claramente ser "credenciales" del Espíritu Santo. Precisamos comprender como eso sucedió, pues hoy estamos en grave peligro de repetir la historia de ellos. Como decía Lutero, somos todos hechos de la misma masa.

Un año después, por alguna extraña razón, Dan Jones dejó que el corazón se endureciese contra los mensajeros de 1888, mientras, durante ese mismo período la actitud de Ellen White para con ellos se había vuelto de creciente apoyo. Aquí vemos un misterioso fermento del espíritu humano. Como un oficial administrativo responsable, él le escribe al liderazgo de la Asociación de Missouri, su región nativa. Él debe comunicar su erróneo juicio. Aquí se ve una influencia operando "debajo de la mesa", el "antagonismo secreto" al que se refiriera A. T. Jones:

"Creo que un Instituto en Missouri sería una cosa espléndida; pero creo que un instituto en un plan menos destacado sería preferible a realizar un gran evento y tener ... a los Pastores A. T. Jones y E. J. Waggoner. Para decir la verdad, no tengo mucha confianza en algunas de sus maneras de presentar las cosas. Ellos tratan de conducir todo delante de ellos y no admiten que sus posiciones estén sujetas a la mínima crítica. ... De hecho, [ellos] no se fijan casi en ningún otro asunto, sino sobre esos en los que hay diferencia de opinión entre nuestros hermanos de la dirección. No creo que deseará traer ese espíritu a la Asociación de Missouri." (Carta a N. W. Alee, 23 de Enero de 1890; énfasis destacado).

Los mensajeros de 1888 probablemente nunca supieron que su ministerio no era bienvenido en Missouri.

Las cartas informativas de Dan Jones a G. I. Butler concernientes a desarrollos en Battle Creek revelan el "antagonismo" en operación. Él incentiva a Butler en su oposición al mensaje:

"Estoy contento, de hecho, de que esté considerando las cuestiones del punto de vista en que lo hace, y no se está desmotivando e inclinándose bajo la carga que parece serle impuesta. ... Muchas veces he pensado sobre lo que me dijo el invierno pasado concerniente a que los camaradas de California [Jones y Waggoner] estarían en el equipo editorial de la Review en menos de dos años. No me sentiría absolutamente sorprendido si una tentativa en esa dirección fuese hecha dentro de esos muchos meses. Pero me siento seguro de que eso acarrearía oposición bien vigorosa". (Carta, 28 de Agosto de 1889).

La "oposición bien vigorosa" que él previno entró en erupción como un volcán dentro de su propia alma durante el invierno siguiente de 1890. Waggoner un día anunció en su clase bíblica que el siguiente lunes en la mañana discutirían los dos pactos. Él había sido oficialmente convidado, y aun instado, a dejar su trabajo en California y enseñar en Battle Creek. Había presumido, naturalmente, que estaba libre para presentar el evangelio como lo entendía.

Pero cuando Dan Jones oyó las noticias a respecto de los dos pactos, no pudo contenerse. Inmediatamente tomó medidas para detener a Waggoner, apelando a Urias Smith y aun a Ellen White en busca de apoyo. Él estaba tan profundamente agitado con el incidente que escribió considerablemente al respecto en cartas para G. I. Butler, O. A. Olsen, J. D. Pegg, C. H. Jones, R. C. Porter, J. H. Morrison, E. W. Farnsworth, y R. A. Underwood. Sus cartas no pueden disfrazar la antipatía personal por el mensaje y los mensajeros, mientras, lógicamente, profesando aceptación de la "doctrina de la justificación por la fe".

Podemos ser gratos de que era un escritor de cartas bastante productivo, pues él da valiosas pistas de las actitudes del liderazgo en los bastidores. Él revela cándidamente sus íntimos sentimientos. Su persistente y convicta oposición al mensaje era evidentemente una pesada carga para su consciencia, semejante a la experiencia de Saulo de recalcitrar contra los aguijones. Con respecto a esa confrontación con Waggoner, le escribe él a Butler:

"Nada jamás sucedió en mi vida que me abatiese como eso. Me siento tan mal con todo ese incidente que difícilmente he sabido como actuar o que hacer. ... Cuando vi de qué se trataban las lecciones [lecciones de la Escuela Sabática sobre los pactos, escritas por Waggoner], decidí inmediatamente que no podría enseñarlas; y después de analizar un poco más la cuestión, decidí renunciar a mi posición de profesor en la escuela sabática2. ...

"Me he preocupado y me he angustiado con ese problema hasta el punto de agotarme más de medio año de trabajo". (Carta, 13 de Febrero de 1890).

Que espectáculo--¡el secretario de la Asociación General preocupándose y angustiándose con lo que, en verdad, era la dirección del Espíritu Santo en la lluvia tardía!

Un Chispazo Por Detrás de las Escenas en la Antigua Battle Creek

Dan Jones prosigue con una impresionante declaración de la administración de Battle Creek, diciéndole francamente a Butler sobre el plan oficial de ocultar los hechos reales de los estudiantes y "dejar que el asunto quede con el mínimo destaque sin atraer más atención de los estudiantes de la escuela a cambio de lo que es necesario". Eso sería políticamente astuto. Waggoner echó a perder sus planes declarando abiertamente la verdad, y "dejando que todo saliese a la luz; y todo lo que pude hacer fue decir que teníamos encontrado mejor pedirle al Dr. Waggoner que postergase la cuestión del pacto por el momento".

Ellen White, W. C. White, Waggoner y A. T. Jones actuaron para corregir las cosas ante los hermanos en Battle Creek, con el resultado que la verdad colocó a contra gusto a Dan Jones, Urias Smith, y otros contra la pared. Una vez más, Dan Jones fue cándido al contarles a sus amigos el mal bocado que enfrentaron:

"Eso dejó a algunos de nosotros en una posición bastante embarazosa. Habíamos estado trabajando bajo una aprehensión y la cuestión nos fue retirada. Nadie podía ir contra la palabra del Dr. Waggoner o de la hermana White". (Carta a Butler, 27 de Marzo de 1890).

La humildad y honestidad de Dan Jones son refrescantes - casi inocente, ciertamente, a la luz de la real verdad que él no comprendía - que su antipatía era de hecho dirigida contra el divino don gracioso de la lluvia tardía y la luz inicial del alto clamor. Él era mortalmente contra esa bendición enviada del Cielo y no podía evitar que ella fuese conocida. Él fue verdaderamente un hombre convencido contra su voluntad y aun de la misma opinión contraria.

El famoso sermón de Ellen White del 16 de Marzo de 1890 en Battle Creek (Ms. 2, 1890) contiene la afirmación, "No hubo recepción" del mensaje, y unas doce referencias de la continua incredulidad y rechazo entre el liderazgo de Battle Creek desde Minneapolis. Escribiendo un día después, Dan Jones lamenta su tristeza:

"Me parece que la posición de ella es evidentemente correcta, y el principio se aplicará a otros asuntos con tanta fuerza como se aplica a la cuestión del pacto, o de la ley en Gálatas... Yo estaba seguro de que ciertos planes y propósitos estaban siendo realizados por el Dr. Waggoner y otros y de que ciertos motivos estaban por detrás de aquellos planes y propósitos; pero parece ahora que yo estaba errado en ambos. Parece extraño cómo puede ser así. Cada circunstancia parece sumar a la evidencia para probar las cosas como verdaderas; pero, no obstante a esto, se comprobaron falsas". (Carta a J.D. Pegg, 17 de Marzo de 1890).

Escribiéndole a Butler diez días después, su progreso es reluctante, y él aun no es claro. Mantiene la misma opinión aun con respecto al mensaje. Tal como se daba con Urias Smith, él culpa a Jones y Waggoner por crear el malentendido. Él no puede verlos a la luz como Ellen White los veía, como los "mensajeros delegados" por el Señor.

"Tal vez estuviésemos equivocados en algunas de las opiniones que hemos sustentado. ... No veo ahora lo que puede ser hecho, sino aceptar las explicaciones hechas, y actuar con ellas en mente. ... La hermana White ... juzga que los informes que le fueron traídos de Minneapolis están grandemente exagerados, y que no obtuvo una idea correcta con referencia a lo que estaba pasando aquí. Aun cuando yo mantenga la misma posición sobre la ley en Gálatas, y la cuestión del pacto que siempre mantuve, estoy contento de tener mi mente aliviada con respecto al motivo y planes de algunos de los hermanos... Esperemos que en el futuro nuestros hermanos no actúen de tal modo que lancen el fundamento de un juicio injusto en sus planes y propósitos". (Carta, 27 de Marzo de 1890).

Escribiéndole a R. C. Porter pocos días después, reveló cómo él y Urias Smith aun no están verdaderamente reconciliados con los mensajeros de 1888 ni con Ellen White:

"El Pastor Smith ... no puede entender por que ... la hermana White habló en cierta ocasión positivamente contra una determinada cosa, como lo hizo contra la ley en Gálatas, al Pastor [J.H.] Waggoner varios años atrás, después dio media-vuelta y prácticamente le dio su endoso a la misma cosa cuando fue suscitada en una forma ligeramente diferente... Estoy tratando de pensar lo menos posible a respecto de eso". (Carta, 1º de Abril de 1890)3

Dos semanas después, Dan Jones aun no está seguro, y puede ahora ser llevado a hablar con algún desdén de lo que, en realidad, representó la dirección del Señor en el inicio de la lluvia tardía. Desea ver Jones y Waggoner rebajados y asegura al Pastor Butler que él y los hermanos están aun noblemente persistiendo en la lucha contra ellos. Lo que Ellen White y la historia han reconocido como "el más precioso mensaje" él aun considera en la categoría de "puntos de vista peculiares" que espera que nunca más sean tolerados:

"Se que es un poco difícil en vista de la evidencia circunstancial que ha envuelto esta cuestión por un año y medio, que lleguemos a la conclusión ahora de que aquellos asuntos que surgieron en Minneapolis ocurrieron todas en inocencia de cordero. Pero si el Dr. Waggoner declara que no tenía cualquier plan cuando fue hasta allá, y el hermano Jones declara lo mismo y la hermana White los apoya, ¿qué podemos hacer, a no ser aceptar eso como un hecho? ... Puede hasta pensar que fuimos lanzados un poco hacia arriba, y enlazados, y totalmente engullidos. No es ese el caso, de modo ninguno. Considero que vencemos todos los puntos que estábamos manteniendo, y juzgo que el otro lado quedó suficientemente contento para disminuir un poco; y yo estaba deseoso que así se diese, si ellos aprendieron las lecciones que determinamos que deberían aprender. Me siento confiante ahora de que el Dr. Waggoner será muy cauteloso antes de lanzar sus puntos de vista peculiares ante el pueblo hasta haber sido cuidadosamente examinados por los dirigentes; y juzgo que los hermanos de la dirección serán mucho más criteriosos en su examen de esos puntos de vista peculiares que lo que lo fueron en el pasado". (Carta a Butler, 14 de Abril de 1890).

Esos archivos confirman abundantemente la observación de A. V. Olson de que Jones y Waggoner eran persona non grata en los escritorios centrales de Battle Creek (op. cit., p. 115). La tensión era tan aguda que es fácil entender como Waggoner terminó siendo mandado para Gran-Bretaña a comienzos de de 1892. Su carta manuscrita al presidente de la Asociación General del 15 de Septiembre de 1891 puede haber exacerbado la situación. Él había sido designado como miembro de la comisión de libros, pero su participación normal en su trabajo había de algún modo sido contornada. Su carta es respetuosa; él no expresa ninguna queja personal; su preocupación tiene que ver con el bien de la causa:

"Deseo indagar a respecto del libro del Pastor [G. I.] Butler. Veo por el informe de la Comisión de Libros que fue votado que el escritorio de la Review and Herald lo publique. De eso yo concluyo que debe estar listo para publicación. Si así fuese, como miembro de la Comisión de Libros, me gustaría ver el manuscrito. Algo en torno de un año atrás, pienso, vi una lista de los capítulos que deberían componer el libro; y de ahí, juntamente con lo que yo se de la condición de cosas en general, estoy bien seguro de que hay una buena perspectiva de que el libro tendrá tanta necesidad de ser pasado en revista como cualquier otro libro. Si es lanzado sin examen, excepto por una comisión de tres, estoy cierto de que habrá insatisfacción... Ciertamente cada miembro tiene el derecho de examinar cualquier manuscrito que venga a ser apropiadamente presentado ante la comisión4".

Urias Smith Defiende Su Rechazo del Mensaje

La oposición de Urias Smith al mensaje de 1888 era lógica, erudita, y aparentemente razonable. Él le escribe a Ellen White el 17 de Febrero de 1890, explicando por que no la puede recibir. Él es enteramente sincero. Es una experiencia de humildad leer su carta de seis páginas, pues él es bastante convincente. Puede sernos tan fácil hoy considerar el mayor don del Espíritu Santo como un desastre, como fue para él hacerlo. Él ve la conducción del Señor como una gran "calamidad". Podemos notar sus argumentos apenas resumidamente:

"En mi punto de vista, después de la muerte del hermano White, la mayor calamidad que ya afectó nuestra causa fue cuando el Dr. Waggoner hizo publicar sus artículos sobre el libro de Gálatas a través de Signs [Señales]. ...

"Si yo estuviese bajo juramento ante una corte de justicia, sería obligado a testificar que, cuanto yo sepa y creo, ... la hermana declaró que el hermano [J. H. Waggoner] estaba errado [a respecto de la ley en Gálatas]. Eso me ha parecido desde entonces estar en armonía con las Escrituras. Y el hermano White estaba tan satisfecho cuanto al tema que, como se recuerda, retiró el libro del hermano Waggoner de circulación. ... La posición que el hermano [E. J.] Waggoner ahora asume está abierta exactamente a la misma objeción. ... Me parece contraria a las Escrituras, y, en segundo lugar, contrario a lo que anteriormente vio. ...

"Los hermanos en California [Jones y Waggoner] ... casi arruinaron la Asamblea [de 1888], como temí que lo hiciesen. Caso aquellas cuestiones perturbadoras no hubiesen sido introducidas, no puedo ver razón por que no podríamos haber tenido una Asamblea tan bendecida y agradable como jamás habíamos disfrutado. ...

"[E. J.] Waggoner tomó su posición sobre Gálatas, la misma que la hermana había condenado en su padre. Y cuando ella aparentemente endosó su posición globalmente, ... fue una gran sorpresa para muchos. Y cuando me preguntaban lo que significaba eso, y como yo podría dar cuenta de eso, realmente, hermana White, yo no sabia que decir, y aun no lo se.

"... Cuando surgen puntos de vista y movimientos ... que ... minarán enteramente su trabajo, y abala la fe en el mensaje, yo no puedo sino tener mis sentimientos a respecto de la cuestión; y puede imaginar que debe parecerme una situación extraña, cuando, debido a haber aventurado una palabra de precaución sobre algunos otros de esos puntos, soy presentado en público como alguien que está disparando a lo oscuro, y que no sabe contra que se está oponiendo. Creo que se en cierto grado a que me estoy oponiendo. Tal vez yo no conozca la extensión plena de esa obra de innovación y desintegración que está en marcha; pero veo lo suficiente para sentir alguna ansiedad. Creo que estoy dispuesto a recibir luz en cualquier ocasión, de cualquiera. Pero lo que se alega ser luz debe, para mi, demostrarse en armonía con las Escrituras y basarse en razones buenas y sólidas que convenzan el juicio, antes que me parezca luz. Y cuando alguien presenta algo que he sabido y creído hace mucho tiempo, me es imposible llamar eso de nueva luz". (Carta de Urias Smith, 17 de Febrero de 1890).

¿Puede darse el caso de haber muchos "Urias Smiths" en la iglesia hoy, tan exactamente sinceros y razonables en su oposición convicta a la luz que en la providencia de Dios debe aun iluminar la tierra con gloria?

Es penoso mirar sobre los hombros de nuestros hermanos de Battle Creek de un siglo atrás y leer sus cartas. Pero puede hacernos bien reconocer que algún día otros leerán nuestras cartas. Y ángeles correctamente discernirán nuestra verdadera actitud de corazón para con la obra de Dios.

Una profunda enemistad íntima contra el mensaje de la justicia de Cristo hizo posible que buenos hermanos de eras pasadas se pusiesen a desparramar rumores infundados e informes distorsionados. Ellen White frecuentemente comparaba la situación con los judíos que se oponían a Cristo. Ellos también tenían buena lógica y argumentos bien elaborados de su parte. Pensaban que veían evidencia escriturística que Le hacía imposible ser el verdadero Mesías. ¿Ya había venido algún profeta de Galilea? ¿Alguno de los líderes en Jerusalén había creído en Él? (Juan 7:48-52). Y Su personalidad también los hacía desviarse al camino errado.

Es demasiado tarde ahora para que nuestros hermanos de un siglo atrás caven lo suficientemente hondo en sus almas para arrepentirse de rechazar el más significativo derramamiento del Espíritu Santo desde el Pentecostés.

Gracias a Dios, no es aun demasiado tarde para que lo hagamos, pues podemos fácilmente vernos en ellos.