Lo que Ellen White dice a respecto de la reacción contra el mensaje de 1888 suena casi increíble. ¿Podría suceder que una incredulidad naturalmente cubra nuestros ojos y corazón? Nosotros, seres humanos, parecemos tener dificultad en creer en el "testimonio de Jesús". Aquello que fue una derrota nos gusta llamarlo "una gloriosa victoria". Donde perdemos el rumbo presumimos que lo encontramos.
Debemos aclarar impresiones confusas, nebulosas para fijarnos en la precisión lo máximo posible. Varios canales de bendición celestial fueron bloqueados por la reacción negativa para con el mensaje de 1888. Los habitantes del cielo ya reconocen lo que "nosotros" hicimos en esa historia, como sigue:
(1) El Espíritu Santo Fue Insultado
Eso puede sonar imposible, por varias razones. Puede ser difícil para nosotros prontamente concebir el Espíritu Santo como una Persona que puede ser insultada o que puede sentir y preocuparse al respecto. Y puede ser aun más difícil concebir como los adventistas del séptimo día podían hacer una cosa tal -- ciertamente no pastores y dirigentes de la Asociación General. Pero debemos enfrentar lo que la mensajera del Señor tiene a decir. El testimonio de Jesús no pasa por alto la realidad:"Ahora nuestra asamblea se aproxima de su encerramiento y ... no ha habido ninguna apertura para que el Espíritu de Dios entre. Ahora yo estaba diciendo, ¿de qué vale reunirnos aquí y que nuestros hermanos ministrantes vengan si ellos están aquí solamente para impedir que el Espíritu de Dios alcance el pueblo?" (Ms. 9, 1888; Olson, pp. 290, 291).
"Hubo, yo se, una impresionante ceguera sobre las mentes de muchos [en Minneapolis], de modo que no discernieron donde el Espíritu de Dios estaba y que constituía la verdadera experiencia cristiana. Y considerar que esos eran los que tenían la guarda del rebaño de Dios era penoso. ...
"Nuestros hermanos que han ocupado posiciones de liderazgo en la obra y causa de Dios deberían estar tan íntimamente ligados con la Fuente de toda la luz que no llamarían a la luz tinieblas, y a las tinieblas luz". (Ms. 24, 1888; énfasis añadido).
Los detalles de esta historia son precisos y nítidos. No precisa haber ninguna confusión en nuestro pensamiento con respecto a intangibles. El recibimiento del Espíritu Santo estaba implícito en el recibimiento del propio mensaje. Sería imposible recibir el don del Espíritu Santo de la lluvia tardía y no recibir el mensaje mediante el cual el don era concedido. Y las buenas nuevas que hoy necesitamos asimilar es el corolario de esta verdad: es igualmente imposible recibir el mensaje hoy y no recibir el don del Espíritu Santo en el implícito. Si no hemos recibido el Espíritu Santo en el poder de la lluvia tardía y del alto clamor, eso es una clara evidencia de que no recibimos el mensaje que el Señor nos envió.
Lo que es importante en la comprensión de 1888 no es la actitud negativa de unos pocos individuos, una llamada minoría empedernida, sino que el espíritu que "controlaba" o "prevalecía" en la Asamblea de 1888 y posteriormente. Fue eso que tuvo un efecto determinante sobre aquella generación, y ha tenido sobre cada generación desde entonces. Ellen White es clara a respecto de esa influencia "controladora":
"Me encontré con los hermanos en el tabernáculo y sentí ser mi deber presentar un breve histórico de la asamblea y mi experiencia en Minneapolis, la ruta que había seguido y por que, y claramente declarar el espíritu que prevalecía en aquella asamblea. ... Yo les dijo de la posición difícil en que fui colocada, para, por así decirlo, permanecer sola y ser obligada a reprobar el espíritu errado que era un poder controlador en esa reunión. La sospecha y celo, las murmuraciones y la resistencia al Espíritu de Dios que les apelaban se parecían más con el modo por el cual los reformadores habían sido tratados. Era el mismo orden en que la iglesia [Metodista] había tratado la familia de mi padre y ocho de entre nosotros...
"Declaré que la ruta que habían estado siguiendo en Minneapolis era crueldad para con el Espíritu de Dios". (Ms. 30, 1889; énfasis añadido).
"[Los hermanos oponentes] fueron movidos durante la asamblea [de Minneapolis] por otro espíritu, y no sabían que Dios había enviado a esos jóvenes para llevar un mensaje especial para ellos, el cual trataron con ridiculez y desprecio, no reconociendo que las inteligencias celestiales estaban mirándolos. . . Yo se que en aquel tiempo el Espíritu de Dios fue insultado ". (Carta S24, 1892).
"Los pecados ... están a la puerta de muchos... El Espíritu Santo ha sido insultado, y la luz ha sido rechazada". (TM:393; 1896).
"Algunos 1 han tratado el Espíritu como un visitante incómodo, rechazando el recibimiento del rico don, rehusando reconocerlo, dándole las espaldas, y condenándolo como fanatismo". (TM:64; 1896).
La idea de insultar el Espíritu Santo es más que una hipérbola pasajera. Esta tragedia nos afecta hoy tan ciertamente como los errores de los judíos los afectaron hace mucho tiempo.
Un pecado que un individuo cometió hace tiempos e el pasado como un insulto a otra persona permanece como un peso sobre su consciencia y afecta el carácter y la personalidad. Eso puede proseguir hasta por décadas, en la medida en que ambos individuos vivan y hasta que el arrepentimiento y restitución tengan lugar.
De la misma forma, la consciencia de la corporación de la Iglesia, nuestro carácter y personalidad denominacionales, nuestra postura ante el Cielo, el espíritu que penetra nuestras iglesias, son afectados negativamente por ese episodio vital de nuestra historia. Nuestra herencia ambiental es inescapable. Jeremías dice que "el pecado de Judá está escrito ... con diamante puntiagudo ... en la tabla de su corazón y en las puntas de sus altares" (Jeremías 17:1). Y él se extiende de una generación a otra (2:5, 9; 3:24, 25; 14:20). Hasta que el arrepentimiento tenga lugar, nos condenamos a repetir los pecados de nuestros padres. La alienación del Espíritu Santo está profundamente envuelta.
El Espíritu Santo es una persona, no una mera influencia o una entidad etérea. Él puede ser ofendido. Ese agudo concepto de la personalidad de Dios como el Espíritu Santo traspasa las Escrituras hebreas. Los profetas estaban constantemente representando a Dios como el amante chasqueado y ofendido del alma de Israel 2. El concepto es peculiar para Israel, pues ninguna religión pagana tenía cualquier concepción de una personalidad divina "celosa".
La misma verdad se revela en el Nuevo Testamento, y es también impresionantemente realzada en los testimonios de Ellen White. Sin embargo, la idea está generalmente ausente en las enseñanzas del moderno catolicismo y protestantismo. Una plena apreciación de esa realidad es exclusiva para aquellos que recibirán al Señor en ocasión de Su segunda venida, pues son colectivamente representados como una novia que finalmente se alistó para el relacionamiento íntimo del matrimonio (Apocalipsis 19:7-9; la herejía del panteísmo de inicios del siglo veinte atacaba esta verdad de la personalidad del Espíritu Santo; el "omega" sin duda reforzará ese error).
Ofendido e insultado, Él tiene derecho a retribución. ¿Y cómo puede buscarla, de modo coherente con Su carácter de amor? Su retribución es más pungentemente penosa de soportar que cualquier otra, pues aun será la voz de amor que habla:
"Habrá mensajes transmitidas, y aquellos que han rechazado el mensaje que Dios envía oirán declaraciones de las más chocantes. ... Entristecida e insultada, la Divinidad hablará, proclamando los pecados que han estado ocultos. Tal como los sacerdotes y gobernantes, llenos de indignación y terror, buscaron refugio en fuga del último escenario de la purificación del Templo, así se dará en la obra para estos últimos días". (Special Testimonies, Serie A, Nº 7, pp. 54-55).
El contexto de esa declaración es una discusión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
(2) Jesucristo Fue Rechazado e Insultado
Esto también nos es difícil de ver. Una vez más, la personalidad del Hijo de Dios está en debate. ¿Tiene Él sentimientos como nosotros, los humanos, los tenemos? ¿Puede Él ser ofendido? Lo que aconteció en nuestra historia de 1888 parece tan asustador que a historia sería increíble si no estuviese narrada claramente en los escritos de Ellen White. Su discernimiento fue inspirado.El manso y humilde Jesús aun escoge mensajeros que son "solamente hombres", que se asemejan "a una raíz de una tierra seca". Él condescendió en identificarse con los mensajeros de 1888 y fue ofendido e insultado cuando las "credenciales celestes" que les concedió fueron despreciadas:
"Aquí había evidencia, que todos podrían discernir a quien el Señor reconoció como Sus siervos... Esos hombres contra quien habéis hablado han sido como señales en el mundo, como testigos para Dios... Si rechazáis a los mensajeros delegados de Cristo, rechazáis a Cristo". (TM:97; 1896).
"Acusar y criticar a aquellos a quien Dios está usando es acusar y criticar al Señor que los envió. ...
"Para muchos el clamor del corazón ha sido: "No tendremos este hombre [Cristo] reinando sobre nosotros"... La verdadera religión, la única religión del Salvador resurgido, que aboga la justificación por la fe del Hijo de Dios, ha sido disminuida, criticada, ridiculizada, y rechazada". (TM:466-468).
"El mensaje actual ... es un mensaje procedente de Dios; el trae las credenciales divinas, pues sus frutos son para santidad". (RH 3 de Septiembre de 1889).
"Este mensaje, como ha sido presentado [por Jones y Waggoner] debería ir a toda iglesia que alega creer en la verdad, y conducir a nuestro pueblo a una posición más elevada. ... Deseamos ver quien ha presentado al mundo las credenciales celestiales". (ibíd., 18 de Marzo de 1890).
Pero aun en tiempos modernos, nuestro estimado historiador eclesiástico desdeña al mensajero, si no el mismo mensaje:
"Al remontarnos a la controversia percibimos que fueron los rencores despertados por personalidades, mucho más que diferencias en creencia, los que causaron la dificultad. El partido de Butler, Smith y Morrison creía en la teoría de la justificación por la fe... El partido de Waggoner y Jones creía en la práctica de buenas obras; pero ... se demoraban casi exclusivamente sobre la fe como el factor de la salvación. Las mentes que podían raciocinar serenamente tenían condiciones de armonizar esas opiniones, pero ninguno de los lados se disponía a considerar al otro lado serenamente". (Spalding, Captains of the Host [Capitanes de la hueste], p. 599).
Una evaluación más exacta seria que los mensajeros de 1888 "se demoraban casi exclusivamente" en una "fe que opera por el amor", precisamente como Pablo predicaba (Gálatas 5:6). Ese mensaje con "credenciales divinas" no era una mezcla comprometedora de legalismo y evangelio. Ellos proclamaban con mucho énfasis la justificación por la fe solamente – pero era la fe del Nuevo Testamento que demuestra su poder motivador implícito para la verdadera obediencia a todos los mandamientos de Dios (TM:92).
¿Acaso aquellos mensajeros que se declaraba deber representar a nuestro Señor "despertaron" los "rencores" que hicieron al Cielo abandonar el escenario avergonzado? ¿Iría el Señor conceder "credenciales celestiales" a mensajeros que no se dispusiesen a "raciocinar serenamente"? Ellen White, ciertamente, nunca podría reconocer "preciosa luz" en no-santificados "gritos" o irrazonable "enseñamiento extremista" que nuestro autor les atribuye. (Spalding, op. cit., pp. 593, 601).
Por detrás de la vergonzosa escena en Minneapolis y de las confusas sombras causadas por nuestra incredulidad hoy, permanece la Figura que fue la Roca de ofensa y la Piedra de tropiezo de aquella fatídica asamblea. Enfrentemos cara a cara la realidad:
"Hombres profesando santidad han despreciado a Cristo en la persona de Sus mensajeros. A semejanza de los judíos, ellos rechazaron el mensaje de Dios... Él no era el Cristo que los judíos estaban buscando. Así hoy las agencias que Dios envía no son lo que los hombres han estado a buscar". (FEC:472; 1897).
"Cristo ha registrado todos los duros, orgullosos, burladores discursos proferidos contra Sus siervos como siendo contra Sí mismo". (RH, 27 de Mayo de 1890).
El verdadero Cristo siempre ha sido mal asimilado. Como se espera con frecuencia, Él con idéntica frecuencia ha sido rechazado. Pero el moderno Israel debe vencer por lo menos todas las fallas pasadas del antiguo Israel. Eso tendrá lugar, pues estamos viviendo en el tiempo de la purificación del santuario celestial. Esa es una obra especial del tiempo del fin de victoria que nunca fue completada en el pasado.
La carne y la sangre nunca nos revelan las verdaderas credenciales de la "raíz en una tierra seca" que debe presentarse delante de nosotros. La historia de 1888 nos enseña que los antiguos judíos tendrán que dejar espacio para que al lado de ellos nos arrodillemos:
"Muchos dicen, 'Si yo hubiese solamente vivido en los días de Cristo, no habría torcido Sus palabras, o interpretado falsamente Sus instrucciones. No Lo habría rechazado y crucificado, como lo hicieron los judíos'. Pero eso será probado por el modo en que tratáis su mensaje y Sus mensajeros hoy". (RH, 11 de Abril de 1893).
La cuestión de 1888 no fue cuanto "énfasis" colocar sobre la predicación de esta "doctrina" con relación a nuestras otras doctrinas "peculiares". La verdadera cuestión era, "¿qué pensáis vosotros de Cristo?" Nos es fútil hoy hablar de establecer un correcto "relacionamiento con Cristo" a menos que enfrentemos esta realidad de 1888.
A fin de reforzar nuestra confianza de que no precisamos de arrepentimiento, hemos producido tesis de Seminario "para indagar que lugar o enseñanza de la justificación por la fe han sido atribuidos juntamente con las creencias distintivas" de la Iglesia. Gráficos han sido elaborados contando el número de veces que las palabras "justificación", "fe", "salvación", "Salvador", y "ley" han aparecido en nuestros trimestrarios de la Escuela Sabática, "para probar que los adventistas del séptimo día no han reducido el énfasis en la salvación mediante Cristo". Podrían ahora los computadores medir nuestra fidelidad y probar que el Verdadero Testigo está errado? Si mera verbalización es el criterio, el catolicismo romano debe ser la enseñanza más cristocéntrica del mundo. ¿Mientras el Hijo de Dios continua sufriendo, debemos lanzar suertes en varias investigaciones para ver como dividir Sus vestiduras, esta "doctrina o creencia de la justificación por la fe juntamente con las creencias distintivas de la Iglesia?" La justicia de Cristo es vastamente más que una mera repetición verbal.
La mayor oportunidad escatológica de todos los tiempos fue rechazada en nuestra era de 1888. Lo que se despreció fue una íntima reconciliación del corazón con Cristo tal como un novio siente por su novia. Pero verbalización y doctrina fría han sido substitutos de eso.
Homilías áridas que se pierden en pormenores entre justicia imputada y comunicada, justificación y santificación, expiación y propiciación, han hecho del tema de la "justificación por la fe" entediante para muchos. La misma dificultad prevaleció poco después de 1888. Ellen White discute los esfuerzos de aquellos cuyos corazones se oponían al mensaje:
"Muchos cometen el error de tratar de definir minuciosamente los finos puntos de distinción entre justificación y santificación. En las definiciones de esos dos términos muchas veces traen sus propias ideas y especulaciones. ¿Por qué tratar de ser más minucioso que la Inspiración en la cuestión vital de la justificación por la fe? ¿Por qué tratar de desarrollar cada pormenor, como si la salvación del alma dependiese de que todos tengan exactamente el mismo entendimiento de esa cuestión?" (Diario, 27 de Febrero de 1891).
¡Podemos llegar a ver como el Cristo viviente y amoroso fue insultado en Minneapolis, y no la fría doctrina mal comprendida! Dejamos de confiar en aquellas vibraciones del corazón que eran la atracción de Él, ye lanzamos desprecio sobre Aquel que nos estaba atrayendo, atribuyendo a Su ternura la designación de "fanatismo". Las lágrimas que comenzaron a fluir de la misteriosa atracción de la erguida cruz extrajo de nosotros celosas declaraciones "contra el entusiasmo y el fanatismo" (TM:80-81).
Jesús conoce nuestra naturaleza humana, pues Él mismo aun comparte de ella. Él es una Persona. Él también conoce el respeto propio. Él se aproximó de nosotros en 1888. "Ningún alma de entre nosotros sueña lo que podría haber sido" en los doces días que se habrían seguido, caso anduviésemos con Él en la gloriosa luz celestial. Frecuentemente hablamos de 1844 como el "Gran Chasco". Pero en 1888 ocurrió Su chasco, pues podemos leer de como Él nos amó. Esa intimidad de amor no la tendríamos. ¿Por qué nos deberíamos maravillar si Él no la forzase sobre nosotros?
Nos fue dicho en la misma Minneapolis:
"Nadie debe permitir cerrar el canal por el cual la luz de la verdad vendrá al pueblo. Tan luego eso sea intentado, el Espíritu de Dios será extinguido. ... Permitid que el amor de Cristo reine en los corazones aquí. ... Cuando el Espíritu de Dios entra, el amor tomará el lugar de la duda, porque Jesús es amor; si Su Espíritu fuese acariciado aquí, nuestra asamblea seria como una corriente de agua en el desierto". (Ms. 15, 1888; Olson, pp. 300, 301).
"No más habernos llamados, ninguna mejor oportunidad podría ser les dada a fin de que pudiesen realizar lo que deberían haber hecho en Minneapolis... Nadie puede decir cuánto puede haber estado en juego cuando se negligencia la conformación con el llamado del Espíritu de Dios. Vendrá el tiempo cuando estarán dispuestos a hacer cualquier cosa posible a fin de tener una chance de oír el llamado que rechazaron en Minneapolis... Mejores oportunidades jamás vendrán, sentimientos más profundos no tendrán". (Carta 019, 1892).
Una vez más el testimonio de Ellen White extiende nuestra fe. Pero debemos comprender la realidad. Los corazones humanos hicieron poco caso del tierno amor de Aquel que dio Su sangre por nosotros. Finalmente, de parte de "muchos" en el liderazgo, la liviandad se transformó en aquello que Ellen White tristemente llamó de "odio". Siete años después de Minneapolis ella le dijo a aquellos "muchos":
"Le disteis las espaldas, no la cara, al Señor... El Espíritu de Dios está partiendo de muchos de entre Su pueblo. Muchos avanzan por veredas oscuras y secretas, y algunos de ellos nunca regresarán... Ellos no sólo rehusaron aceptar el mensaje, sino que odiaron la luz... Están votando al desprecio Su Espíritu Santo". (TM:89-91; 1895).
El Cielo "se indignó" (TM:76). Hay una intimidad de angustia personal envuelta aquí que es peculiar en la moderna historia religiosa, tal vez en todos los tiempos. Nos son recordados los lamentos profundos de Jeremías y Oseas del pasado. Ellen White declaró en Minneapolis: "Si solamente supieseis como Cristo ha considerado vuestra actitud religiosa en esa asamblea" (Ms. 8a, 1888; Olson, p. 281). Cuatro años después, "hay tristeza en el cielo cuanto a la ceguera espiritual de muchos de nuestros hermanos" (RH, 26 de Julio de 1892). Hablando de aquellos "que resistieron al Espirito de Dios en Minneapolis," ella declaró:
"Todo el universo celestial testimonió el tratamiento sin cariño de Jesucristo, representado por el Espíritu Santo. Si hubiese Cristo estado ante ellos, lo habrían tratado de modo semejante a aquel en que los judíos trataron a Cristo." (Special Testimonies [Testimonios especiales], Serie A., Nº 6, p. 20).
"Las escenas que tuvieron lugar en aquella asamblea [de Minneapolis] hicieron al Dios del cielo avergonzarse en llamar aquellos que tomaron parte en ellas de Sus hermanos. Todo eso el Vigilante celestial lo anotó, y fue escrito en el libro de los recuerdos de Dios". (Special Testimony to the Review and Herald Office [Testimonio especial al escritorio de la Review and Herald], 1896, pp. 16-17).
Estas son palabras muy tristes para registrar, pero no podemos ser honestos y rehusar encarar la plena implicación de ellas. Lo que "el Vigilante celestial anotó" debe también estar "escrito en el libro de [nuestro] recuerdo". Podemos vernos en aquellos caros hermanos de un siglo atrás, pues, "por la gracia de Dios, yo soy".
(3) El Ministerio de Ellen White Fue Desprestigiado
La actitud del liderazgo para con el apoyo de Ellen White al mensaje de 1888 fue semejante al del antiguo Israel y Judá a profetas tales como Elías y Jeremías. Observen sus comentarios francos poco después de la asamblea de Minneapolis:"No he tenido un tiempo fácil desde que dejé la costa del Pacífico. Nuestra primera reunión no fue semejante a cualquier otra Asamblea de la Conferência General de que ya haya participado... Mi testimonio fue ignorado, y nunca en mi vida fui tratada como en la asamblea [de 1888] ". (Carta 7, 9 de Diciembre de 1888).
"Hermanos, me estáis instando a ir a vuestras campales. Debo deciros claramente que las actitudes tomadas contra mi y mi obra desde la Asamblea de la Asociación General de Minneapolis -- vuestra resistencia a la luz y advertencias que Dios ha dado por mi intermedio – han hecho mis esfuerzos cincuenta veces más difíciles de lo que habría sido de otro modo... Me parece que pusisteis a un lado la Palabra del Señor como indigna de vuestra atención... Mi experiencia desde la asamblea en Minneapolis no ha sido muy aseguradora. Le he pedido al Señor por sabiduría diariamente, y para que no me sienta enteramente descorazonada, desciendo a la sepultura de corazón partido como ocurrió con mi marido". (Carta 1, 1890).
Esas no eran palabras de una mujer dominada por las emociones. Ella tenía buenas razones para sus sentimientos:
"Relaté en la reunión del jueves de mañana [en Ottawa, Kansas] algunas cosas con referencia a la asamblea de Minneapolis. ...
"Dios me dio alimento en el tiempo cierto para el pueblo, pero fue rehusado por no haber venido exactamente de la manera que esperaba que viniese. Los Pastores Jones y Waggoner le presentaron luz preciosa al pueblo, pero el preconcepto e incredulidad, celo y vanas sospechas impidieron la entrada de los corazones de modo que nada de esa fuente podría encontrar entrada en sus corazones. ...
"Así como se dio en la traición, juicio y crucifixión de Jesús, todo eso había pasado ante mi punto por punto y el espíritu satánico tomó el control y se movió con poder sobre los corazones humanos, que se habían abierto a dudas y amargura, ira y odio. Todo eso era prevaleciente durante la asamblea [de Minneapolis]...
"Fui conducida a la casa donde nuestros hermanos hacían su habitación, y había mucha conversación y excitación de sentimientos y algunos comentarios penetrantes y supuestamente inteligentes e irónicos. Los siervos a los cuales el Señor enviara eran ridiculizados y colocados bajo una luz ridícula. El comentario ... pasó por mi y la obra que Dios me había dado a cumplir era cualquier cosa menos lisonjera. El nombre de Willie White era utilizado libremente y él era ridiculizado y denunciado, también los nombres de los Pastores Jones y Waggoner." (Carta 14, 1889; énfasis añadido).
"Voces que estaba sorprendida en oír se unían en esa rebelión, ... duras, osadas y decididas en denunciar [la hermana White]. Y de todos aquellos tan libres y avanzados en sus crueles palabras, nadie había venido a mi para indagar si aquellos informes y sus suposiciones eran veraces. ... Después de oír todo aquello, mi corazón se hundió dentro de mi. Nunca había imaginado ante mi mente que tipo de confianza podemos depositar en aquellos que alegan ser amigos, cuando el espíritu de Satanás encuentra acceso en sus corazones. Pensé en la crisis futura, y sentimientos que nunca puedo traducir en palabras por un breve momento me dominaron. ... 'El hermano traicionará a su hermano hasta la muerte'". (ídem).
No sería justo caracterizar la reacción íntima de Ellen White a eso como "emocional", así como la de Jones y Waggoner. Pero todos los tres eran seres humanos con corazones que podían ser heridos. Todos los tres sintieron dolor y angustia, como se diera con los antiguos profetas. Ellen White en particular sentía profundamente las premoniciones de la persecución final de los santos. Ella en realidad empleó la palabra "persecución" para describir la actitud íntima de hermanos dirigentes para con los mensajeros de 1888 (GCB 1893, p. 184).
Por otro lado, era un enigma para los sinceros hermanos de aquella época como ella podía apoyar a dos jóvenes aparentemente deficientes contra el juicio sereno y sólido de casi todos los dirigentes y pastores establecidos. Si "equilibrio" se hacía necesario, ¿por qué apoyaba a los aparentemente desequilibrados? ¿Por qué comparaba la reacción de los hermanos contra el mensaje de Jones y Waggoner a la reacción de los judíos contra Cristo?
La oposición a 1888 era compuesta de pastores buenos, sinceros, altruistas y grandes trabajadores. La preocupación de ellos con el progreso de la Iglesia era genuina. Fue el temor de ellos de que esa bella visión de la justicia de Cristo condujese al fanatismo. Pero ese temor calcificó los corazones humanos. Parece haber solamente una manera de entender esa misteriosa reacción. Un estudio cuidadoso de las numerosas declaraciones de Ellen White indica que era la revelación de la largura, ancho, profundidad y altura del amor de Cristo (ágape) que nuestros queridos y activos hermanos estaban oponiéndose instintivamente. El amor revelado en la cruz "nos constriñe" de modo que los creyentes de ahí en adelante encuentran imposible proseguir viviendo para el yo (2 Corintios 5:14-15). La profunda verdad parece ser que ese tipo de devoción a Cristo, esta intimidad mayor con Él, fue mal acogida:
"Aquí había evidencia de que todos podrían discernir a quien el Señor reconocía como Sus siervos. pero hay aquellos que despreciaron a los hombres y el mensaje que traían. Ellos lo han rotulado de fanáticos, extremistas y entusiastas". (TM:97; 1896).
"Esos hombres [de la oposición] han estado manteniendo posiciones de confianza, y han moldado la obra según su propia semejanza, en la medida en que lo pudieron hacer... Ellos han estado celosamente denunciando el entusiasmo y el fanatismo. La fe ... que Dios ha requerido que Su pueblo ejerza, es llamada de fanatismo. Pero si hay algo sobre la tierra que debería inspirar a los hombres con celo santificado, es la verdad tal como está en Jesús, ... Cristo, hecho a nosotros sabiduría, y justicia, y santificación y redención.
"... Si hay algo en nuestro mundo que debería inspirar el entusiasmo, es la cruz del Calvario". (ibíd., pp. 80-81; 1895).
Así, somos llevados a los pies de la cruz de Cristo. Aquí está la misteriosa división continental en el adventismo, donde la fe y la incredulidad siguen rumbos separados. De todos los seres humanos, el pastor evangélico o administrador enfrenta la más sutil tentación de asumir un amor disfrazado del yo. A menos que investigue aquella maravillosa cruz y lance el desprecio sobre todo su orgullo profesional y personal, resistirá inconscientemente al ágape allí revelado. En El Peregrino John Bunyan vio que cerca del propio portón del cielo hay una vereda que conduce al infierno.
Ellen White no consideraba las exposiciones de Jones y Waggoner ni extremas, ni radicales, pero trataba de argumentar con los hermanos que juzgaban que así fuesen. Declaraciones ampliamente publicadas tales como la siguiente hace perdurar un mito:
"La Sra. White [no] endosaba las ideas propuestas por el Pastor Waggoner con respecto a Gálatas... Ella hasta parecía tener un sentimiento de que los dos hombres que eran tan destacados en aquella época podrían posteriormente ser llevados a desviarse dadas las posiciones extremadas de ciertos puntos". (Christian, op. cit., p. 232).
Sus aserciones no eran dirigidas contra cualesquiera "puntos de vista extremos" que Waggoner tuviese. En lugar de acusarlo de ser radical o extremista, ella indica que algunos de sus puntos de vista eran inmaduros -- no había "perfección". En el plan de Dios, esa inmadurez debía ser superada por un cuidadoso "cavar en las minas de Dios en busca del precioso tesoro". La luz que brilló en 1888 era solamente el "comienzo" de la luz que debía iluminar la tierra con gloria3. Tal luz gloriosa comenzó a brillar mediante canales imperfectos, pero divinamente escogidos.
Una Gloriosa Caza al Tesoro Despreciado
No era plan de Dios que uno o dos jóvenes realizasen toda la excavación. Otras mentes más maduras deberían proseguir con eso, deseando recibir "todo rayo de la luz que Dios envíe ... aun cuando pudiese venir mediante el más humilde de Sus siervos" (Ms. 15, 1888). Dentro de su tiempo de vida el evangelio eterno debe ser desdoblado en un todo maduro y completo, listo para iluminar la tierra con la gloria de la verdad.Si ese fuese el propósito de Dios, sería necesario que las posiciones tanto de Waggoner como de Jones no fuesen perfectas o maduras en ese estado inicial de desarrollo. Ellos deberían meramente desafiar a sus hermanos a una mayor caza al tesoro de todos los tiempos. Las propias imperfecciones e inmadurez de sus opiniones iría a atraer la voluntaria cooperación de sus hermanos. Si hubiesen los dos jóvenes caballeros visto toda la luz en su perfección, ¿dónde se situaría el gozo de sus hermanos en el puro deleite del descubrimiento? Dios, en Su infinita misericordia, habría de compartirla entre ellos.
Fue este gracioso privilegio que los hermanos despreciaron, atribuyéndoles a los mineros pioneros de los ocultos filones de la verdad el título de "fanáticos" y "extremistas". Sugerir que los mensajeros aun en Minneapolis fuesen inestables, en peligro de ser "desviados" con sus "puntos de vista extremos", lanza una injustificada aspersión sobre la propia Ellen White. ¿No estaría ella siendo ingenua se endosase los jóvenes mensajeros tan indignos de confianza?4
Ella casi temerariamente arriesgó su reputación en un entusiasta y persistente apoyo del mensaje de ellos. ¿Podría el Señor escoger mensajeros tan inestables? ¿Les atribuiría un mensaje tan potencialmente auto-destructivo? ¿Es peligroso someterse para ser un mensajero del Señor? ¡Ciertamente la misericordia de Dios es mayor que la atribución a Sus siervos de mensajes auto-destructivos!
Debemos observar brevemente como en varias asambleas de la Asociación General oradores reconocieron abiertamente que el espíritu anti-1888 incluía un virtual desafío al ministerio de Ellen White:
"¿Qué fue lo que los hermanos en aquella temerosa posición en que se colocaron, rechazaron en Minneapolis? Rechazaron la lluvia tardía--el alto clamor del mensaje del tercer ángel.
"Hermanos, ¿no es eso demasiado malo? Lógicamente los hermanos no sabían que estaban haciendo eso, pero el Espíritu del Señor allí estaba para decirles que lo hacían, ¿no fue así? Pero cuando rechazaron el alto clamor, "la enseñanza de la justificación", y entonces el Espíritu del Señor, por su profeta, se colocó allí y nos dijo lo que ellos estaban haciendo,--¿y qué sucede entonces? Oh, entonces ellos simplemente pusieron ese profeta a un lado con todo el resto." (A. T. Jones, GCB 1893, p. 183; énfasis añadido).
Nadie e la Asamblea lo desafió, pues todos sabían que lo que él decía era la verdad. En el Concilio Anual de 1986 en Rio de Janeiro, Robert W. Olson, del Patrimonio Ellen White, también declaró que en la sesión de 1888 Ellen White fue "públicamente desafiada" ( Adventist Review, 30 de Octubre de 1986). En 1889 ella declaró:
"El Pastor Butler me presentó la cuestión en una carta declarando que mi actitud en la Asamblea [de 1888] casi llegó a partir el corazón de algunos de nuestros hermanos del ministerio en aquella reunión...
"Siendo que algunos de mis hermanos me tienen en la cuenta de que yo no tengo un juicio de mayor valor que el de cualquier otro, o como alguien que no fue llamado para esa obra especial, y que estoy sujeta a la influencia de mi hijo Willie, o de algunos otros, ¿por qué le pide a la hermana White para participar de vuestras campales o reuniones especiales?
"Yo no puedo ir. No podría hacerles ningún bien, y eso sería solamente estar tratando con liviandad las sagradas responsabilidades de que el Señor me incumbió. ...
"Tener esas palabras distorsionadas, mal aplicadas por los no creyentes, es de esperarse, que no me sorprenderá; pero tener a mis hermanos que están familiarizados con mi misión y mi trabajo, tratar livianamente el mensaje que Dios me da para transmitir, ofende a Su Espíritu y es para mi desanimador...
"Mi camino es bloqueado por mis hermanos". (Carta U-3, 1889).
Lógicamente, no todos los hermanos se oponían de ese modo. Pero el apoyo abierto a ella era bien poco visible. La humilde mensajera del Señor reconoció en Minneapolis lo que estaba aconteciendo. Las bendiciones más abundantes de la lluvia tardía hicieron con que ex-amigos cambiasen de actitud de positivo para negativo:
"Dios no me irguió para atravesar la planicie a fin de hablaros mientras os asentáis ahí para cuestionar Su mensaje, e indagar si la hermana White es la misma que acostumbraba ser antes... Después reconocéis que la hermana White estaba cierta. Pero de algún modo eso cambió ahora, y la hermana White es diferente. Tal como la nación judía". (Ms. 9, 1888; Olson, p. 292).
(4) El Exilio de Ellen White en Australia
Tan determinada estaba la oposición póst-1888 a Ellen White que la Asociación General virtualmente la exiló en Australia. Aun cuando sea verdad que el Señor revirtió su estada allá para el bien de Su causa en aquel continente, nunca fue Su voluntad que ella fuese en aquella época. Ella declara que el Señor deseaba que el inspirado trío permaneciese junto en Norteamérica y combatiese la batalla hasta la victoria. Sus propios escritos indican que los hermanos dirigentes deseaban que tanto Ellen White como Waggoner quedasen fuera del camino.Es bien sabido que la Sra. White fue solamente porque la Asociación General designó que fuese (¡un ejemplo elogiable de cooperación con el liderazgo de la Iglesia!). En 1896 ella le escribió con mucha franqueza al presidente de la Asociación General:
"El Señor no estaba dirigiendo nuestra salida de América. Él no reveló que era Su voluntad que yo dejase Battle Creek. El Señor no planeó eso, pero permitió que actuase según vuestra propia imaginación. El Señor deseaba que W. C. White, su madre y sus obreros permaneciesen en América. Nosotros éramos necesarios en el centro de la Obra, y si vuestra percepción espiritual hubiese discernido la verdadera situación, nunca habríais consentido con las medidas tomadas. Pero el Señor lee los corazones de todos. Había tanta disposición para que partiésemos que el Señor permitió que ese evento tuviese lugar. Aquellos que estaban cansados con los testimonios dados fueron dejados sin las personas que los transmitían. Nuestra separación de Battle Creek fue para dejar que los hombres cumplan su propia voluntad y manera, que juzgaban superior a la manera del Señor.
"El resultado está ante vosotros. Si hubiesen permanecido del lado correcto, tal decisión no habría sido tomada en este tiempo. El Señor habría trabajado por Australia por otros medios, y una fuerte influencia habría sido mantenida en Battle Creek, el gran corazón de la Obra.
"Ahí habríamos permanecido hombro a hombro, creando una atmosfera saludable a ser sentida en todas nuestras asociaciones. No fue el Señor quien planeó esa cuestión. No pude obtener un rayo de luz cuanto a dejar América. Pero cuando el Señor me presentó esa cuestión tal como realmente era, no abrí los labios para nadie porque yo sabía que nadie discerniría la cuestión en todas sus implicaciones. Cuando partimos, alivio fue sentido por muchos, pero no tanto por ti mismo, y el Señor no Se agradó de eso, pues Él nos había colocado junto a las ruedas de la maquinaria de Battle Creek.
"Esta es la razón de estarte escribiendo. El Pastor Olsen no tuvo la percepción, el coraje, la fuerza, para llevar las responsabilidades; ni hubo cualquier otro hombre preparado para cumplir la obra que el Señor se había propuesto que debiéramos hacer. Yo te escribo, Pastor Olsen, diciéndote que era el deseo de Dios que permaneciésemos lado a lado, para que yo te aconsejase, te instruyese, y para que actuásemos en conformidad... No estabas discerniendo; no estuviste dispuesto a tener la fuerte experiencia y conocimiento que no deriva de fuente humana removida de ti, y así revelaste que los caminos del Señor fueron mal calculados y pasados por alto... Este consejo no fue considerado una necesidad.
"Que el personal de Battle Creek sintiese que podría dejarnos partir en la época en que lo hicimos fue el resultado de planificación humana, y no del Señor... El Señor determinó que debiésemos estar próximos de las casas publicadoras, que debiésemos tener fácil acceso a esas instituciones para que pudiésemos juntos aconsejarnos... Oh, cuán terrible es tratar al Señor con disimulación y negligencia, burlarse de Su consejo con orgullo debido a que la sabiduría del hombre parece tan superior". (Carta a O. A. Olsen, 127, 1896).
Aquellos que dicen que el mensaje de 1888 fue aceptado por el liderazgo de la Iglesia pueden interpretar los años de Ellen White en Australia como cooperación con el Espíritu Santo. Es verdad que le era posible escribir buenas cartas para la tierra natal. Pero privar a América del Norte de su ministerio personal en esa ocasión crítica confirmó "en gran medida" la final derrota del comienzo del mensaje del alto clamor.
E. J. Waggoner sufrió un exilio semejante al ser enviado a Inglaterra en la primavera de 1892. Hay evidencia también de que no fue puro celo misionero el que lo envió. A aquellas alturas Ellen White ya se había ido; el segundo miembro del trío especial debía también partir. Notamos lo siguiente, en la tesis doctoral de Gilbert M. Valentine sobre W. W. Prescott:
"Según W. C. White, la Sra. White, que aparentemente aun tenía un recuerdo de las injusticias del período póst-1888, declaró que le había sido mostrado "que aun cuando algunos de nuestro personal se alegraban en haberlo [E. J. Waggoner] removido de la obra en Battle Creek por su designación para trabajar en Inglaterra", él debía ser colocado de vuelta 'para dar asistencia como un profesor en el corazón de nuestra Obra'. (W. C. White a A. G. Daniells, 30 de Mayo de 1902. " William Warren Prescott: Seventh-day Adventist Educator [William Warren Prescott: Educador Adventista], Vol. 1, p. 289).
Un año antes de que Ellen White vaya para Australia, ella derramó su corazón en una carta a J. S. Washburn, un joven ministro. Aquí, a semejanza de Jeremías, ella escribe casi en desesperación. Describe vívidamente el clima prevaleciente en la sede de Battle Creek:
"Asisto a reuniones en las pequeñas iglesias pero siento que no tengo fuerzas para trabajar con la Iglesia que ha tenido mi testimonio tan abundantemente, y sin embargo aquellos que se pusieron contra mi mensaje, y no se inclinan a cambiar su posición de resistencia, no obstante todo cuanto el Señor me ha dado a decir en demostración del Espíritu y poder, no tengo esperanza de que pudiesen ser ayudados por nada que yo pudiese decir adicionalmente. Ellos han resistido a los apelos del Espíritu de Dios. No tengo esperanza de que el Señor tenga un poder en reserva para quebrar la resistencia de ellos. Los dejo en las manos de Dios, y a menos que el Señor ponga sobre mi un decidido encargo de hablar palabras en el Tabernáculo [de Battle Creek] no trataré de decir nada hasta que aquellos que han participado en el bloqueo de mi camino lo dejen libre... No tengo fuerzas para contender con el espíritu, y resistencia, dudas e incredulidad que han invadido sus almas, de modo a que no vean cuando viene el bien. Tengo mucho mayor libertad en hablar a no creyentes. Ellos están interesados...
"Oh, es el lugar más difícil en el mundo, hablar donde gran luz le ha venido a los hombres en posiciones de responsabilidad. Ellos han sido iluminados, pero escogieron las tinieblas, antes que la luz...
"Puedes creer que tengo gran angustia de alma... Cual será el fin de esa porfiada incredulidad aun tendremos que verlo". (Carta W32, 1890).
¿Los Años de la Década de 1890 Tendrían un Mensaje para la Década de 1990?
El ministerio de Ellen White a la Iglesia Adventista del Séptimo Día frecuentemente exhibe esa cualidad que se iguala a Jeremías. El mensaje del antiguo profeta es verdad presente. El episodio de 1888 es una parábola, y Dios nos probará una vez más.Debido al hecho de que nuestra historia de 1888 ha sido tan vastamente deturpada, nuestra actitud contemporánea es aun llena de preconceptos contra la obra de Jones y Waggoner. Aun parecemos sospechar que el mensaje de ellos podría conducir al fanatismo. Aun presumimos falsamente que él condujo a los dos mensajeros al desvío de la apostasía. En la medida en que así pensamos, caso el Señor envíe más perlas de verdad a ser lanzadas ante nosotros, seríamos obligados a reaccionar a tal mensaje como lo hizo la oposición de la era 1888.
Hoy no heredamos ninguna culpa genética de nuestros antepasados que rechazaron la mayor oportunidad de todos los tiempos, el comienzo de la lluvia tardía y del alto clamor; pero somos sus descendientes espirituales. Las Escrituras Sagradas no enseñan ninguna transmisión genética de pecado, sea "original" o de otra especie, de generación a generación. Pero hay una transmisión de pecado que no es genética. "Por un hombre, entró el pecado en el mundo". "El pecado abundó" y "reinó para la muerte". "Todo el mundo [se volvió] culpado delante de Dios" (Romanos 5:12, 20-21; 3:19). Esa misteriosa transmisión de pecado nos es esclarecida en la siguiente declaración:
"En su propia fuente, la naturaleza humana fue corrompida. Y desde entonces el pecado ha continuado su obra odiosa, alcanzando mente tras mente. Todo pecado cometido despierta los ecos del pecado original...
"La mutua dependencia es una cosa maravillosa. La influencia recíproca debería ser cuidadosamente estudiada...
"Cada generación asume alguna fase del mal en anticipación a aquella que la precedió, siguiendo adelante en la marcha de la impenitencia y rebelión. Dios está observando, midiendo el templo y los adoradores en su interior...
"Ningún hombre vive para sí mismo. Consciente o inconscientemente él está influenciando otros, sea para el bien o para el mal... No sería tiempo de que un pueblo se levante en independencia moral, abrigando al mismo tiempo un sentido de su dependencia de Dios? ...
"El Señor envió a nuestro mundo un mensaje de advertencia, que es el Tercer Mensaje Angélico. Todo el cielo está aguardando para oírnos vindicar la ley de Dios". (RH, 16 de Abril de 1901).
Tenemos más luz que nuestros antepasados, de ahí tenemos mayores responsabilidades. La alienación del corazón de Cristo que causó el rechazo del mensaje de 1888 es hoy mucho más sutil, más sofisticada, más profundamente sepultada en nuestra consciencia. Pero no es menos real. Solamente la iluminación del Espíritu Santo la volverá manifiesta. Debe llegar el tiempo, por lo menos para cada uno de nosotros, cuando "la cruz será presentada, y su real importancia será vista por toda mente que ha sido cegada por la transgresión. Delante de la visión del Calvario con su misteriosa Víctima, los pecadores se presentarán condenados" (DTG:58). ¿No sería una bendición se pudiésemos ver la cruz hoy antes que sea demasiado tarde?
El Espíritu Santo capacita al creyente sincero a verse reflejado en los personajes bíblicos de tiempos atrás. Él puede igualmente capacitarnos a vernos en nuestros antepasados de un siglo atrás. Innatamente no somos mejores que ellos. El Espíritu Santo puede curarnos de la ceguera que permite ver el mal si está suficientemente distante en el pasado, mientras dejamos de reconocerlo bajo nuestra propia nariz. La Palabra de Dios ha sido verdadera desde el mismo comienzo:
"Sin la iluminación del Espíritu de Dios, no seremos capaces de discernir la verdad del error, y caeremos bajo las tremendas tentaciones y engaños que Satanás traerá sobre el mundo.
"Estamos próximos del encerramiento de la controversia entre el Príncipe de la luz y el príncipe de las tinieblas, y en breve los engaños del enemigo probarán qué tipo de fe es la nuestra". (RH, 29 de Noviembre de 1892).
Conclusión
Reconocer la verdad que nuestros antepasados insultaron al verdadero Cristo y al verdadero Espíritu Santo no es en sí malas noticias. Y revelar la realidad de la resistencia profundamente arraigada al "testimonio de Jesús" es una bendición. De ninguna otra manera fuera de enfrentar la verdad podemos prepararnos para futuras pruebas. La verdad es positiva, activa, animadora.Las buenas nuevas son que el cielo ha estado durante todo el tiempo más dispuesto a conceder el derramamiento final del Espíritu de Dios que lo que hemos pensado. Es tan sólo nuestra continua resistencia, frecuentemente inconsciente, la que ha impedido el Don ahora por más de un siglo, a despecho de nuestras oraciones por Él.
Enfrentar l verdad honestamente ha sido una fuente de gozo. La estabilidad y progreso de la Iglesia organizada puede solamente ser bendecida por eso.